La vida ha cambiado para el Celta y su afición. La felicidad sigue instalada en Balaídos. También la ilusión. Estas dos inquilinas tienen una nueva compañera de residencia, la ambición, que se ha consolidado en la mente de un equipo y una afición que sueñan con cotas mayores que la permanencia. Este hecho se reflejó al término del choque ante el potente Villarreal. El empate ante el submarino amarillo dejaba un sentimiento agridulce en las caras de los hombres de Berizzo, que sabían que el triunfo había estado a escasos centímetros, a poseer simplemente algo más de acierto en los metros finales.

El partido ante el Villarreal era uno de los más complicados que le restaban al Celta en el calendario. El submarino amarillo atraviesa un momento pletórico. No pierde desde noviembre y, además, ha logrado una solidez atrás que le ha llevado a pelear por la tercera plaza que da acceso directo a Champions League y a eliminar en Europa a un Nápoles que pelea por el Calcio en Italia. En definitiva, una potencia que amenazaba el sueño continental del cuadro de Berizzo.

El preparador celeste afrontó el choque con valentía y ambición. Ese toque romántico que ha imprimido Berizzo también se ha instalado en Balaídos y en el paladar de un celtismo enamorado del "fútbol de salón". El técnico argentino apostó por un once ofensivo, sin "stopper" nato y con la clara intención de atacar, atacar y atacar. Marcelo Díaz, Wass y Orellana ocupaban la sala de máquinas mientras que Nolito recuperaba su puesto en la formación inicial desde que se lesionó ante el Espanyol.

La primera parte del Celta fue brillante. Los vigueses bordaron prácticamente a la perfección las advertencias de un Berizzo que mostró su temor en la previa por las pérdidas de balón. El Villarreal evidenciaba esas preocupaciones. Sobre todo cuando Sergi Gómez resbalaba cuando era el último hombre. La jugada adoptaba tintes dramáticos. Bakambu enfilaba a Sergio Álvarez, tiraba dos amagos, pero el gato de Catoira se mantuvo en pie y sacó una gran mano al delantero amarillo.

Esa acción llegaba en la recta final del primer acto, un período notable. El Celta había merecido más. Logró no sólo dominar la posesión, sino encerrar en su campo al conjunto de Marcelino García Toral. Hubo todo lo que se le presupone al equipo de Berizzo. Intenso, con ritmo, perfecto en la presión y en la elaboración. Marcelo Díaz dirigía una orquesta que buscaba su "gran éxito de ventas". Una de las más claras las tuvo Guidetti, pero el remate del sueco se encontró con una gran intervención de Areola. Los visitantes, por su parte, fueron los primeros en opositar al gol. Era el inicio de un bonito duelo. Sergio evitaba con una buena parada la diana del submarino amarillo.

En el segundo acto el partido comenzó a abrirse, pero las ocasiones siguieron sin llegar. El Villarreal mantenía su plan, pero en esta ocasión la zaga del Celta apenas sufrió a Bakambu, Baptistao, Denis y compañía. Los vigueses, en cambio, gozaban de la posesión, pero no concretaban. La escasez de ideas se hizo patente con la marcha de Guidetti. El equipo de Berizzo perdía centímetros y ganaba en asociación. Sin embargo, ni su recambio, Bongonda, ni la dupla Aspas-Nolito logró derribar la muralla de un Villarreal que salió vivo de Balaídos.

Al final, empate agridulce. La victoria suponía mantener la quinta y enfilar el sueño europeo, una meta que no será fácil de lograr. Los resultados dejan a Sevilla y Athletic como las grandes amenazas de los vigueses para lograr los dos billetes para la Europa League. Por otro lado, el Celta llega a los 42 puntos, cifra simbólica que permite certificar la meta de la permanencia. No obstante, este equipo ya navega por otros mares.

Ficha técnica

Celta: Sergio; Hugo Mallo, Cabral, Sergi Gómez, Jonny; Marcelo Díaz, Wass, Orellana; Iago Aspas, Nolito (Radoja, 87´) y Guidetti (Bongonda, 69´).

Villarreal: Areola; Mario, Bailly, Víctor Ruiz, Rukavina; Pina, Manu Trigueros (Bruno, 74´), Nahuel (Adrián, 64´), Denis Suárez; Bakambu y Leo Baptistao (Samu Castillejo, 63´).

Árbitro: Jaime Latre (comité aragonés). Mostró tarjeta amarilla a Marcelo Díaz y Cabral por parte del Celta mientras que por parte del Villarreal vieron cartulina amarilla Nahuel, Mario, Denis Suárez, Bailly y Rukavina.