Adiós a la racha de victorias consecutivas, fijada definitivamente en dieciséis. Hasta otra también a acabar la Liga sin mácula (sería de récord). E igualmente adiós al fortín del Pahiño, que el Zamora se encargó de aniquilar con un excelente planteamiento; desde el 1-1 del Oviedo Moderno en la jornada 23 de la temporada 2014/15, el conjunto de David Ferreiro había sumado diez choques en fila (uno de la campaña anterior y nueve en esta) sin ceder un solo punto en Vigo en la temporada regular. Hasta ayer.

El empate no cambia nada: El Olivo continúa líder holgado, con un juego superior al resto de adversarios. El Friol, segundo, perdió y las viguesas, con un partido más, se han ido a 13 puntos de colchón y el golaverage. De hecho, Ferreiro sigue planteando cada jornada del campeonato con rotaciones, buscando mantener al equipo concentrado y en forma a la espera de los cruces de ascenso. Pero nadie es perfecto, y las viguesas firmaron un choque horroroso, pleno de acciones inseguras atrás y con falta de empuje arriba.

Fue una jornada curiosa: el Pahiño vio el gol más rápido de su historia en esta categoría, pues el rival marcó tras saque de centro del Olivo, error de Nerea Carballo y habilidad de María para estar con la caña. En condiciones normales, el contratiempo sería considerado como anecdótico. Sin embargo, las castellanas se convirtieron en una muralla infranqueable. Ceci, siempre creando peligro por su banda, era anulada por la táctica visitante, con líneas muy juntas y ayudas solidarias cada vez que una jugadora local intentaba un desborde. Sumen que las viguesas imprimían un ritmo cansino al juego.

María Calvar tuvo el 1-1 en sus botas, pero remató como pudo desde el punto de penalti en pugna con la central; hasta que apareció Clo, que aprovechó un pase largo para ganar la espalda a la lateral y enganchar un zurdazo que se colaba por la escuadra. Empate.

En la segunda mitad el choque se posicionó entre lo anodino y el conformismo. El Olivo no tenía trabajo atrás salvo el que generaba los errores absurdos de su zaga, el conjunto zamorano seguía taponando cualquier intento local de aproximación con perfecto orden.

Hasta que un nuevo regalo en el centro de la defensa viguesa concedió el esférico a María, que se zafó de las centrales y disparó raso sobre la salida de Sara, magnífica. La portera evitó el 1-2 en la acción más clara de todo el partido. Su anticipación anulaba el desastre.

Después, la suerte del campeón: la única oportunidad que los caracoleos de Ceci dieron un centro se convirtió en el 2-1. Mal despeje, balón que le caía a Pauleta, disparo? y Cris metía la pierna desviando la trayectoria hacia su meta sin que Sara Gimeno pudiera hacer nada por evitarlo. La fortuna se vestía de color verde.

Pero no. Un balón perdido en mitad del campo propio, un pase de Sara Fernández en profundidad a la banda derecha, una zaga lenta, la portera que, con su atacante escorada, decide salir erróneamente? y empate de Bea, que picó por encima de Sara (2-2). Tanto fue el cántaro a la fuente (tercer partido consecutivo en casa encajando) que se rompió.

Ahora, nuevo parón hasta el 13 de marzo. Y siete jornadas por delante a la espera de las eliminatorias de ascenso.