Todos los vigueses se habían conjurado para hacer un buen papel en Barcelona, ante uno de los rivales directos. No fue así ya que posiblemente se vio al Vigo mas fallón en todo lo que llevamos de temporada. Cuando el técnico vigués hacía algún cambio para arreglar algún contratiempo, ese cambio cometía mas errores todavía que el jugador considerado titular. Con todo, el encuentro fue reñido.

En el inicio los locales se marcharon en el marcador. Los vigueses fueron capaces de recortar seis puntos y pasar de 15-9 a un inquietante, para los locales, 20-19. Pero en esos números se quedaron los visitantes, que regalaron el set con un parcial de 5-1.

El segundo set comenzó igual que el primero pero en esta ocasión los vigueses llegaron a la mitad del set por delante 11-13. Desde ese momento volvió la igualdad, que consiguieron desequilibrar los visitantes con dos bloqueos para rematar el set con ese apretado 23-25.

El tercero, el que posiblemente mejor pudieron ganar los vigueses, fue en donde salieron a relucir los fallos incomprensibles de los jugadores de Suso Penedo. Cuando llegaron a poner 16-19 y con todo a su favor aparecieron los nervios y el miedo a la victoria que hizo que fallaran cinco saques seguidos y tres ataques que fueron los que le dieron el set al conjunto local.

El cuarto set fue muy similar al tercero en donde los vigueses fueron por delante pero en la recta final del mismo lo entregaron a sus rivales lo que supuso la derrota y el tener que mirar de reojo a los rivales, que aunque lejos, les pisan los talones.

Ahora toca trabajar para recibir, en otro duelo autonómico, el sábado en Coia al San Sadurniño, al que se debería vencer para afrontar la recta final del campeonato con mucha más tranquilidad.