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aventura - Compromiso con la Tierra

Prueba superada

Las expedicionarias gallegas regresaron a casa satisfechas con la experiencia vivida en los lagos lapones

Chus Lago, Silvia Rey, Estela Estévez y Verónica Romero ya están casa después de su experiencia en la expedición 'Compromiso con la Tierra'. Casi 200 kilómetros en los lagos Inari y Tornetrask durante diez días de camino y un total de veinte en todo el proyecto. Cumplieron su objetivo y eso se notaba en el rostro de las cuatro. También en su equipaje. Se presentaron en Peinador con sus cazadoras, sus gorros, las mochilas, calzaban unas botas parecidas a las que utilizaron e incluso los sacos de material, rotulados con el nombre de Vigo. Ahora les queda descansar, según confesaron, y después pensar en el reto de acudir a un desafío superior en Groenlandia en el mes de abril del próximo año. Es una iniciativa que se encuentra en fase de estudio. Irán las cuatro, pero no se descartan dos incorporaciones. Sus identidades se mantienen en secreto.

Las ojos, las palabras y los gestos de las cuatro definieron lo que llegaron a vivir. Repartieron abrazos entre las treinta personas que acudieron a recibirlas a primera hora de la mañana al aeropuerto vigués. Familiares, amigos y representantes del Club Montañeros Celta, la emblemática entidad deportiva viguesa que también colaboró en en el proyecto, madrugaron para darles una sorpresa.

Chus Lago ejerce de líder. Así lo manifiesta y lo reconocen sus compañeras. "Lo que ella diga", dice de inmediato Estela Estévez. Fue la inspiradora de un proyecto en el que se quería alertar del cambio climático. Lago, la primera alpinista española en subir al Everest, reconoció: "Hace años estuve en esos lagos. La temperatura era de menos 34 grados. Ahora llegamos a estar a menos 14 como máximo. Y era la misma época. La gente del lugar también hablaba de eso. Es un grave problema".

Todas hablan de la experiencia como "mejor de lo que esperábamos". Desvelan que durante los primeros días lo pasaron mal. "Chus nos contó en el viaje de ida algunas cosas que no sabíamos", señala Silvia Rey. Asienten sus compañeras hasta que interviene Chus Lago: "No me escuchaban lo que no querían oir. Y mira que hablamos mucho". Las cuatro se ríen ante el comentario.

Los cuatro primeros días no lo pasaron bien. La nieve estaba demasiado blanda. Instalar la tienda de campaña se convirtió en trabajar en una zona de riesgo. "Lo peor eran los ruidos. Nos costó acostumbrarnos", relatan. Y Chus Lago desvela que "ya conocía esos ruidos. No había problema. Pero había que tener cuidado en dónde poner la tienda".

Estela Estévez, que participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, insistió en que "fue un esfuerzo constante. No se trataba de descansar un día. No existía esa posibilidad. Llegó un momento que nos dijimos que era necesario seguir adelante. Aquí estamos para algo. Y lo cumplimos".

La experiencia fue "dura para las novatas" y una vuelta a su pasado de deportista de Chus Lago. Pero todas sacaron conclusiones positivas. "Todo funcionó bien. La convivencia fue magnífica y también cumplimos con un desafío deportivo. No se puede pedir mucho más", reconocen. "Y nunca nos peleamos", insisten. Recuerdan como uno de sus mejores momentos cuando llegaron a la cabaña donde terminaba la etapa del lago Inari. Una alegría poder refugiarse del frío en un espacio distinto al de la tienda de campaña. "Pero no había camas. Que nadie se crea que aquello era un hotel", explica una de ellas.

Y también relatan su peor momento. Una fuerte tormenta de viento y nieve les sorprendió en el lago Tornetrask. Tuvieron que realizar un esfuerzo extra. Al mismo tiempo señalan que "hasta fue bonito. Pero durante un rato sufrimos un poco".

Precisamente en el último tramo del recorrido es donde se encontraron con los mayores problemas. Ese es el principal motivo por el que reconocen que "faltaron dos o tres días más. Sería lo ideal, pero había que volver a casa. No queda otro remedio".

El tradicional cántico de "campeonas, campeonas" y unos ramos de flores fueron algunos de los elementos simbólicos que se encontraron en Peinador. En sus ojos había emoción y gratitud. También por haber logrado conquistar un desafío que habían comenzado a preparar muchos meses antes. Repartieron abrazos, besos y se unieron para las fotos. Respetaron la tradición no escrita del liderazgo de Chus Lago, incluso para hacer declaraciones. Las cuatro juntas, hablando con el corazón y el sentimiento. Después, el ya corto trayecto a casa. Antes de salir, un consejo: "Abrigaros que hace frío". La respuesta no tardó en llegar: "No sabéis de dónde venimos. Aquello es frío". Algún familiar se atrevió a contarles el menú que les tenía preparado. "Todo bien. Nos sirve", contestaron como si no hubieran escuchado nada o les diera casi igual.

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