El Celta Zorka logró ayer una victoria casi definitiva para certificar matemáticamente la permanencia en la categoría. Un triunfo que le permite dejar de ver hacia abajo y plantearse concluir la competición en la mitad de la clasificación, que ahora tiene a dos victorias.

El partido de ayer era uno de esos de los que se consideran con trampa. El Avilés llegaba al choque como colista de la competición con una victoria, la que logró en la primera vuelta en Navia. Además hacía mucho frío en Avilés y el ambiente tampoco acompaña, pues el pabellón estaba prácticamente vacío.

Así, el equipo vigués comenzó el partido sin tensión, muy descentrado y dejando que las asturianas dominaran los primeros diez minutos de juego. Seis puntos de ventaja que hacían soñar al cuadro local, ante el enfado de Cristina Cantero. La entrenadora vigues pidió a sus jugadoras más intensidad defensiva para darle la vuelta al marcador, y a partir del segundo cuarto la historia fue totalmente diferente.

A los cinco minutos el Celta Zorka había recortado diferencias y ya estaba a un punto de las asturianas. Además, estas cometían numerosas faltas personales y se cargaban con mucho tiempo por delante por disputar. El cuadro asturiano conseguía mantenerse en el partido gracias al aporte que hacían sus jugadoras interiores, que ayudaban en el rebote e impedían que las viguesas tuvieran segundas opciones de tiro.

En el tiempo de descanso, Cristina Cantero trató de reordenar al equipo. La entrenadora sabía que su equipo tenía que ingeniárselas para superar la mayor envergadura de las asturianas y por ello ordenó a su equipo que tenía que jugar mucho más rápido y fluido. Este cambio, con una gran intensidad defensiva, provocó que el Adba Avilés tuviera muchos problemas para poder anotar. De hecho, en los primeros cinco minutos del tercer cuarto, solamente fueron capaces de anotar cuatro puntos, por nueve de las viguesas, que poco a poco comenzaban a abrir brecha en el marcador.

Esta circunstancia fue un lastre para el equipo local, que comenzó a perder intensidad al ver que por un lado no eran capaces de anotar y por otro tenían muchos problemas para defender a las viguesas. Y es que las faltas personales seguían cargando a las jugadoras importantes, provocando la falta de intensidad.

Al final del tercer cuarto, el Celta Zorka tenía encarrilado el partido con una ventaja de dieciocho puntos en el marcador, con lo que no había que olvidarse de lo que habían hecho hasta ese momento para que el partido no se les fuera de las manos.

Así fue como ocurrió. El Celta Zorka no modificó su juego, y a los cinco minutos ya mandaba en el marcador por veinte puntos de diferencia, por lo que lo único que restaba era que los minutos fueran pasando.