El Coruxo sigue negado de cara a la portería contraria, y ayer desperdició una gran oportunidad de acabar con una racha negativa que ahora acumula seis jornadas consecutivas sin ganar. Fue un partido muy parecido a los últimos disputados por el cuadro vigués, en donde el dominio en la segunda parte es absoluto y solo la falta de pegada hace que se vaya de vacío.

No obstante, ayer también hubo un factor que influyó de forma decisiva en el resultado final, y fue el colegiado del encuentro. Primero por perdonarle la segunda amarilla a Pedro García cuando Adrián Armental iniciaba un contra. Lo curioso es que el colegiado echó la mano al bolsillo para mostrársela, pero se dio cuenta de que suponía la expulsión y la evitó. En el minuto ochenta y cinco no señaló una clara mano de Hugo dentro del área, y ocho minutos más tarde Pedro García saca el balón con la mano dentro del área. Y todo ello sin olvidarse del derribo de Santi Comesaña dentro del área en el minuto 82. Cuatro acciones que, de haberlas señalado, le hubieran dado la vuelta al partido.

El derbi provincial de ayer podría resumirse de forma muy sencilla, y pasa porque el Pontevedra aprovechó su mejor ocasión. Esta llegó en el minuto dieciséis, cuando Antonio entra por la banda izquierda, Ángel Bastos se queda y no lo sigue, logrando meter un balón al segundo palo que Hugo solamente tiene que empujar al fondo de la red.

Y es en que la primera parte el juego fue mucho más equilibrado de lo que pudiera parecer. No hubo ocasiones claras de gol para ninguno de los dos equipos, y casi todo el juego se desarrollaba en el centro del campo. El problema es que los fallos puntuales del Coruxo ahora se pagan muy caro. Fue un primer tiempo en donde los dos equipos se respetaron demasiado. Nadie quería tomar la iniciativa para no arriesgar, y lo que se buscaba era un fallo del rival para marcar, como así sucedió.

El paso por el vestuario volvió a implicar un cambio de tendencia en el desarrollo del juego. En la primera jugada del partido el Coruxo dejó muy claro que las cosas habían cambiado. Luisito tuvo que hacer su primera sustitución muy pronto por la lesión de Capi. El cuadro granate comenzó a recular dejándole espacio al Coruxo, que poco a poco se crecía y recuperaba la confianza en darle la vuelta al marcador.

El Pontevedra se encomendaba a las contras para tratar de sentenciar el encuentro. Evidentemente el Coruxo tenía que arriesgar, por lo que Rafa Sáez sacrificó a un defensa para meter más artillería arriba con la entrada de Ortiz. Fue precisamente el cordobés quien dispuso de la ocasión más clara tras un balón centrado al segundo palo y el delantero, solo, envía el balón muy alto.

A pesar de que el electrónico se mantenía con ventaja visitante, la sensación era de que el empate no tardaría en llegar, pues la presión de los vigueses era total, disponiendo de claras ocasiones para marcar.

Ahí fue donde las decisiones arbitrales influyeron decisivamente en el encuentro. La segunda amarilla a Pedro García fue clara al cortar una contra de los vigueses. Dejaba al Pontevedra con uno menos y con un acoso total del Coruxo.

Pero los errores del colegiado continuaron influyendo decisivamente en el transcurso del encuentro, pues las dos manos, la de Hugo y la Pedro García, fueron claras pues interfirieron en la trayectoria del balón. Fue la historia de lo que pudo haber sido y no fue. En esta ocasión el Coruxo fue el gran perjudicado.