Ylenia Manzanares le devolvió ayer al Celta Zorka parte de las victorias que como jugadora del Extrugasa le arrebató al equipo vigués mientras jugó en Vilagarcía. La navarra se puso los galones en el último cuarto, dijo aquello de "balones a mí", y el Universidad de Oviedo sintió aquello que durante tres temporadas martirizó a las viguesas.

Del partido de ayer en Navia solamente se salvan los últimos diez minutos de juego, porque el resto del partido fue francamente malo. Cristina Cantero, entrenadora viguesa, avisaba en las horas previas del encuentro que le preocupaba no ser capaz de demostrar el auténtico Celta Zorka, y no le faltó razón.

Los primeros minutos de juego fueron un claro ejemplo de lo que esperaba con el paso del tiempo. Fue un partido muy lento, en donde el cuadro vigués fue incapaz de correr, Oviedo se lo impidió, con demasiado juego estático y un pobre acierto en el lanzamiento a canasta.

El Celta Zorka no estaba en el partido. El balón quemaba en las manos y defensivamente el cuadro asturiano casi las doblaba. El parcial tras los primeros diez minutos de juego parecía de un partido de minibasket, 5-9. El Universidad de Oviedo llegaba por delante en el marcador al ser quien menos fallaba, pero las sensaciones eran malas.

Cristina Cantero se desesperaba en la banda. Primero cambió de base a ver si con otro ritmo la cosa cambiaba. Después rotó el juego exterior, el interior, pero nada. El Universidad de Oviedo tenía claras las cuatro cosas que tenía que hacer, y con muy poco conseguía maniatar a las viguesas, que comenzaban a ver fantasmas en donde no los había.

A dos minutos para el descanso, el Celta Zorka se colocó en zona. Una decisión que al final del encuentro sería muy importante para desequilibrar el encuentro. Eran los peores momentos del cuadro vigués, que a un minuto para el descanso perdía por diez puntos, 13-23. Cantero solicitó un tiempo muerto y menos mal que la música ambiental estaba a todo meter, ya que de otra manera los gritos de la entrenadora se habrían escuchado fuera del pabellón.

Al descanso un dato que resume lo que fue la primera parte del cuadro vigués, y es que la valoración del equipo fue 1.

Tras el paso por el vestuario se vio a un Celta Zorka totalmente diferente. El azuzón de la entrenadora hizo reaccionar al equipo, que tras seis minutos de juego había reducido la diferencia y ya estaban a un punto, 25-26. Fue un momento importante ya que coincidió con una fase del arbitraje que estaba más pendiente de lo que se decía en el banquillo del equipo vigués que del juego. Costó una técnica, pero por fortuna no pasó factura en el momento clave del encuentro.

Al final del tercer cuarto, el marcador reflejaba un empate a veintinueve puntos, y podía pasar de todo. Pero ya en la primera canasta del último cuarto quedó claro lo que pasaría. Ylenia Manzanares hizo un dos más uno iniciando su festival. La navarra no había anotado hasta ese momento un solo punto, finalizando el partido con trece. Todo el mundo la buscaba, pues siempre estaba bajo o cerca del aro, con lo que al recibir el balón era canasta segura. A cuatro minutos para el final, el Celta Zorka se puso por delante en el marcador, consiguiendo ampliar la diferencia.