Nadie puede con Leo Messi, quizás el mejor futbolista de la historia. El argentino apareció ayer en el Camp Nou para conducir al Barcelona a una goleada ante el Celta (6-1) y dejar una jugada para la historia y la polémica. El penalti que supuso el 4-1 no lo lanzó el 10 del Barça contra la portería de Sergio sino que tocó el balón hacia su derecha para que Suárez llegase desde atrás y fusilase al guardameta celeste. Solo Cruyff, como jugador del Ajax, se había atrevido a tanto.

Pero el genio de Rosario salió ayer de la lámpara para realizar otra actuación extraordinaria y tumbar a un Celta que amenazaba con volver a dinamitar el Camp Nou por segundo año consecutivo.

A pesar de las numerosas bajas, por lesión y sanción, el equipo de Berizzo realizó una primera parte extraordinaria en defensa y generó acciones de ataque que incluso pudieron darle ventaja en el marcador al descanso. Tras los primeros cuarenta y cinco minutos, los dos equipos se fueron al vestuario con empate a un gol porque Sergio nada pudo hacer ante la falta directa que Messi ejecutó en el minuto 27 y Bravo fue incapaz de neutralizar el penalti que convirtió Guidetti once minutos más tarde.

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El Celta, una vez más, había protagonizado otra bella primera parte en un campeonato de Liga en el que ahora pelea por recuperar la séptima plaza que ayer le arrebató el Eibar. Ese es el precio que pagan los célticos por el esfuerzo que realizaron durante el mes de enero para alcanzar las semifinales de la Copa del Rey con una plantilla escasa en efectivos pero enorme en el compromiso para realizar uno de los juegos colectivos más brillantes del campeonato. Ayer, el Celta volvió a demostrar su capacidad para jugar bien incluso con un once de circunstancias y frente al mejor equipo posiblemente de la historia del fútbol.

Los de Berizzo acudieron a Barcelona sin sus tres atacantes titulares y máximos goleadores (Aspas, Nolito y Orellana) y sin un tercio de la defensa (Fontás y Sergi), sin contar ya con la marcha de Augusto Fernández al Atlético de Madrid.

Sin cinco de los jugadores que en la primera vuelta del campeonato golearon en Balaídos al mismo Barcelona de ayer, con la celebérrima MSN (Messi, Suárez, Neymar), el Celta salió en el Camp Nou a por la victoria desde el inicio. De hecho, el primer lanzamiento del partido fue de Señé, cuya calidad técnica está pidiendo a gritos más minutos de juego.

Para frenar al Barcelona, Berizzo ideó una combinación de marcaje individual y en zona. Así, Mallo se emparejaba con Neymar, Radoja con Iniesta, Wass con Busquets y entre Planas y Jonny se encargaban de Messi. El vigués, ayer como defensa central, también tenía que ayudar a Cabral ante las apariciones de Luis Suárez.

Con ayudas constantes y mucha presión, el Celta lograba contener a la jauría azulgrana y salir con peligro; y cuando se lo creaban, allí aparecía Sergio Álvarez para salvaguardar la portería.

Tras un lanzamiento de Messi y otro de Neymar que neutralizó Sergio, Planas estuvo a punto de sorprender a Bravo. En esos primeros minutos, el único problema para el equipo de Berizzo fue el reparto injusto de tarjetas que había establecido el árbitro con unos y otros. Con la complacencia arbitral, Messi adelantó unos cinco metros el balón para lanzar la falta que se fue irremediablemente hacia la escuadra de la portería del Celta.

Llevaba tiempo el argentino sin marcarle a los célticos. Ayer era su cuarto tanto, el primero desde que Berizzo está en el banquillo celeste. Y sin complejos, a pesar del gol, el Celta siguió jugando con el mismo descaro y tras el misil que mandó Beauvue tras un gran centro de Guidetti, el sueco peleó un balón imposible y sacó un penalti en el forcejeo con Jordi Alba. A pesar de fallar uno el jueves en la Copa, Superguidetti se adueñó del balón y fusiló a Bravo.

El Celta llegaba así al descanso sorprendiendo al líder de la Liga. Faltaba por saber si el esfuerzo contra el Sevilla le pasaría factura en la segunda mitad. El Barcelona apretó entonces en la reanudación. El disparo al palo de Suárez al minuto de juego hizo daño al Celta, que se encogió y buscó el pelotazo como recurso defensivo. Ahí comenzó a despedirse del partido, porque la MSN entró en acción con toda su fantasía y genialidad para infligir un castigo excesivo a un equipo que a pesar del castigo no se rindió.

Suárez anotaba el 2-1 tras una asistencia de Messi. El tridente mágico se fabricaba el tercero para que el uruguayo alcanzase el decimosegundo tanto en la Liga y recuperase el pichichi que el sábado le había arrebatado Cristiano Ronaldo. Pudo marcar Neymar en un mano a mano con Sergio, que amortiguó el balón antes del despeje de Cabral.

Hasta ahí y durante casi una hora, el Celta había plantado cara al Barcelona. Entonces, Berizzo dio entrada a Marcelo Díaz. Con el argentino en el campo, el Celta tuvo un par de claras ocasiones, pero a Wass le pasó factura el cansancio físico.

Jonny nada pudo hacer ante otra genialidad de Messi que se colaba por la línea de fondo cuando fue derribado dentro del área. El astro argentino se inventó el penalti que dará la vuelta al mundo y que generará mucha polémica sobre si es o no deportiva una acción así ante un rival en desventaja y con el partido ya resuelto. En los diez minutos finales, el Celta se llevaba un castigo, con goles de Rakitic y Neymar, que no se merecía.