Con la suma de kilómetros "en las piernas", el crecimiento del corredor es inevitable, porque se siente mejor haciendo deporte y aumenta su ambición. Normalmente, esta mejora implica subir el nivel de los entrenamientos y con ello, aparece un factor casi imposible de sortear: las lesiones.

Los movimientos repetitivos y el impacto que se ejerce sobre el cuerpo al correr hacen que los runners sean propensos a sufrir algún tipo de dolencia muscular. En general, la mala técnica de carrera es la causa principal de las lesiones, ya que causa estrés en espalda, cadera, rodillas, tobillos y pies.

Se estima que el 85% de los corredores sufrirá en algún momento de su vida de atleta alguna lesión. Pero este no es un dato que deba tomarse de modo negativo. Todo lo contrario. Sirve para entender que el cuerpo del corredor, sobre todo del amateur, no es una máquina. El runner puede sufrir estrés y cansarse. Y ello puede derivar en una lesión que, con precauciones, puede evitarse. Por ello es fundamental conocer los límites de uno mismo.

Lesionarse puede ser fácil y para minimizar ese riesgo, conviene imitar a los atletas de elite: nunca hay que realizar entrenamientos muy duros dos jornadas seguidas. Es decir, si un día se hace un fondo largo o series, al siguiente se debe descansar o realizar una carrera muy suave como regenerativo. Esto vale, sobre todo, para los atletas que corren casi todos los días, que cada vez son más. Más allá de la capacidad física que se tenga de antemano, nunca hay que aumentar la intensidad y/o frecuencia del entrenamiento más allá del 5 al 10% de una semana a la otra.

También hay que variar los circuitos. Si se corre siempre en un mismo lugar, por caso en una plaza o parque, hay que modificar el recorrido. Si un día se va hacia el norte, al otro ve hacia el sur. De esta manera se equilibrará el peso sobre el cuerpo, ya que si siempre se haces hacia un mismo lado y, por ejemplo, se dobla hacia la derecha permanentemente, se generarán dolencias innecesarias. La elección de la superficie es también otro punto importante. Hacer pasadas tiene un mayor impacto que una simple carrera suave. Por ello, hay que combinar los terrenos de acuerdo con el tipo de trabajo que se realice.

También hay que escuchar al cuerpo. Ser tu propio censor es fundamental. La mejor manera de entender cómo se está es prestando atención a los avisos y mensajes que envía el cuerpo. El dolor es la forma que tiene para indicar que algo no está funcionando bien. Nunca hay correr con dolores, por leves que sean.

Estas cuestiones, y muchas otras relacionadas con la seguridad en el deporte, podrán encontrarse en el próximo número de "Experiencia Running", colección que puede adquirirse cada domingo con FARO DE VIGO por sólo 0,50 euros más el cupón que aparecerá en el lomo del periódico. Merece la pena leerlo.