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El Celta encuentra belleza en la derrota

El conjunto de Berizzo rinde Balaídos a sus pies con un ejercicio de dignidad futbolística en busca de la remontada imposible

Wass, con Rubén Blanco al fondo, se lamenta del gol de Banega (2-1) que dejaba casi sin esperanzas al Celta. // Ricardo Grobas

Para bien o para mal (casi siempre para bien), el Celta es un equipo sin dobleces. Se comporta igual con independencia del rival y el escenario y defiende intensamente su propuesta sin importarle la magnitud del desafío que tenga por delante. Por eso y porque jamás da muestras de flaqueza en la persecución del un objetivo, por imposible que parezca, es uno de esos raros equipos que a veces, como sucedió ayer frente al Sevilla, encuentran belleza, grandeza incluso, en la derrota. La cuarta semifinal copera deberá esperar, como cabía prever tras el resultado de hace una semana en el Sánchez Pizjuán, pero el equipo de Berizzo volvió a rendir anoche a Balaídos a sus pies con un ejercicio de fe, amor propio y dignidad futbolística.

sorpresas en defensa

Berizzo recurrió a todo su arsenal disponible desplegando un once con sorpresas en defensa y novedades en el medio campo, donde se estrenó como titular el chileno Marcelo Díaz, que acompañó a Pablo Hernández en el eje de la medular. El preparador celeste situó a Wass como lateral derecho, desplazó a Mallo al centro de la línea junto a Sergi Gómez y, tras su buen desempeño en el partido del pasado domingo, apostó por dar la alternativa a Planas en el costado izquierdo. En ataque, según lo previsto, jugaron los tres sancionados para el Camp Nou (Aspas, Orellana y Bongonda), además de Guidetti, como punta de lanza.

Emery, mientras, formó con un equipo muy parecido al de la pasada semana en el Sánchez Pizjuán. Las novedades fueron, en este caso, la presencia de Escudero en lateral izquierdo y un inédito doble pivote con Carriço e Iborra.

cauta iniciativa

Lejos de salir desbocado en busca de la remontada, el Celta asumió la iniciativa sin apresurarse, pero de modo claro, en un escenario de partido previsible, con el rival agazapado, defendiéndose con orden a la espera de una oportunidad para sentenciar la eliminatoria a la contra. El dominio y la pelota fueron celestes pero, al igual que en los dos enfrentamientos precedentes, a los de Berizzo les costó demasiado trabajo superar la doble trinchera dispuesta por Emery para proteger a su portero. La primera señal de alarma la dio Krohn-Dehli, con una acción individual culminada con un disparo al lateral de la portería de Rubén que hizo contener el aliento a Balaídos.

En este tira y afloja, con el Celta buscando un resquicio (apenas encontró alguno en fuera de juego) y el Sevilla a la expectativa costó tiempo llegar, como demuestra el hecho de que el primer disparo de los celestes entre los tres palos se produjo pasada la primera media hora de juego.

"sí se puede"

La estrategia del ataque ordenado le funcionó sin embargo al Celta, que tuvo la virtud de encontrar portería en cuanto el rival se fue arriba y le dejó un hueco. La acción la inició y la culminó Aspas, que se la puso en profundidad a Orellana para que el chileno galopase 40 metros pegado al flanco izquierdo y, después de ganar el área, sorteó a tres defensas con un perfecto pase al segundo palo que el moañés empujó al fondo de la red.

El gol celeste incendió Balaídos, que entonó entusiasmado el "Sí se puede" y comenzó a creer en milagros a pesar de que Iborra, tras un córner sacado en corto por el Sevilla, acarició el empate poco antes del descanso.

otra dosis de fe

Con del campo completamente encharcado, lo que dificultaba el juego de contragolpe del Sevilla, el Celta lo siguió intentando tras el intervalo con fe e insistencia y no tardó en cortejar el segundo gol. Lo acarició Guidetti, en semifallo, con un disparo que pegó en la pierna del portero y lo tuvo a punto de caramelo Aspas, que no alcanzó a rematar un balón en el segundo palo a puerta vacía. No falló sin embargo el moañés poco después tras una jugada iniciada por Marcelo Díaz, toda una garantía de criterio en la elaboración del juego. El chileno abrió el juego a la banda, donde Wass sirvió un peligroso centro que no atajó el portero y Aspas, muy atento, aprovechó el rechace para hacer, de cabeza, el segundo. Balaídos vibró hasta sacudirse las costuras pues quedaba más de media hora para certificar la proeza.

jarro de agua fría

Pero el Celta no dirigió bien el entusiasmo. Y al primer signo de desorden, tras un error en un saque de banda, Banega golpeó a los celestes en medio de la línea de flotación con un zizagueo en el balcón del área con el que el argentino que dejó atrás a sus marcadores antes de cruzar la pelota lejos del alcance de Rubén. El Celta volvía a necesitar cuatro goles.

falso penalti fallado

El cielo pareció volver a abrirse para los de Berizzo con un piscinazo de Guidetti que el árbitro sancionó con penalti (aunque curiosamente solo mostró amarilla a Sergio Rico, el último hombre) que, infelizmente, el delantero sueco estrelló en el poste. La media hora final fue de ida y vuelta, con los celestes atacando resignados y el rival, que encontró al final el empate, tratando de dar réplica sin despeinarse.

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