Zumaia acoge la última prueba de la Liga Norte de canicross y bikejoring. Son variantes sin nieve del mushing,mushing deporte que procede del transporte con perros de tiro. A la localidad vasca han viajado varios miembros del Club Alejandro Gómez-Purina. Paula Hernández se proclama campeona junto a Spaider en bikejoring -con bicicleta-. En canicross, la modalidad atlética, Arturo González con Nieve, David Neira con Tormenta y el propio Alejandro Gómez con Optimus cruzan la meta de la mano, a lágrima viva. Es su particular homenaje al ausente. No debía ser Nieve la pareja canina de Arturo González. Nanuk fue su socio durante toda la temporada. El perro, un macho alascano a punto de cumplir cuatro años, ha fallecido. Alguien lo envenenó. Gómez sospecha de otros especialistas gallegos del canicross. Cree estar bien seguro de la identidad de "estos asesinos, que es lo que son, gente ruin, envidiosa, frustrada", clama el olímpico vigués.

Sucedió el domingo 31 de enero, la semana anterior a la prueba de Zumaia. Alejandro Gómez regresó de noche a su casa en Zamáns y se encontró el cuerpo inerte de Nanuk en el amplio patio donde sus perros habitan. Enseguida se dio cuenta de que había sido envenenado. Quizás algún vecino, pensó. El veterinario concibió una hipótesis más sólida.

-¿Era tu mejor perro?-, le preguntó a Gómez.

El mejor es Russell, que en ese momento no se encontraba en la finca, sino en la exhibición canina de Cotogrande, grabando publicidad para Purina. Nanuk era el segundo en la jerarquía. Si el propósito del envenenador hubiera sido indiscriminado, arrojando sin más algún cebo ponzoñoso, más perros hubieran caído.

-Fueron a por él-, concretó el veterinario.

Alejandro Gómez siente que esta versión es la verdadera. Ningún familiar, de los que viven alrededor, escuchó el ladrido de la manada que hubiera alertado de la presencia de desconocidos. Gómez se había ausentado porque estaba entrenando con el Mos, equipo de la Segunda Regional en el que juega y ejerce además de preparador físico y segundo entrenador. "Mi rutina es muy fácil de saber", sostiene el legendario fondista vigués. "Esto es obra de alguien que está muy cerca, que los perros conocían. Han sido de Galicia". Habla en plural, sin concretar pero "seguro al 99 por ciento de quiénes son".

En estos momentos estudia iniciar acciones legales. Pero nada le cura la tristeza. Alejandro Gómez suele prestar sus perros a otros corredores, sean de su club o no, aunque puedan complicarle las victorias, como cuando un navarro estuvo a punto de arrebatarle el título nacional galopando junto a Tormenta. "Yo ya logré mis metas en el atletismo. En el canicross estoy para divertirme", explica. A Nanuk se lo había encomendado a Arturo González, que está incluso más destrozado que él. "Nanuk tenía grandes cualidades para el canicross. Estaba hecho, maduro", describe. Más allá de lo competitivo, prima lo sentimental: "Era un perro especial. Todos lo son. Solo alguien que tiene mascota sabe cómo te puedes sentir cuando sucede algo así".

Alejandro Gómez, separado y cuyo único hijo vive en Asturias, reconoce que se volcó en los perros como una suerte de terapia que le mitigase las nostalgias. En el mushing encontró además un deporte en el que encauzar sus energías. Y con entusiasmo, al punto que está proyectando la puesta en marcha de una escuela para niños y mayores en Bembrive. "Para mí y para mi pareja actual los perros son como una familia. Y esa forma de vivir tan bohemia se ha terminado de repente", denuncia. El atleta tiene miedo de que el ataque se repita. Está instalando un dispositivo de vigilancia con cámaras y otros artefactos. Se ha planteado que los perros duerman en algún habitáculo cerrado: "Es una pena, porque me gustaba que estuviesen libres por el patio. Pero en casa estamos todos asustados, alucinando".

Gómez acelerará ahora la monta de un tía de Nanuk por parte de Russell. La camada que llegue será como alivio de luto, aunque nada pueda reemplazar al perro perdido. La ira solo se le atenúa gracias a la solidaridad que compañeros y rivales del club, "la gran mayoría", le mostraron en Zumaia. Clama finalmente contra los supuestos envenenadores: "Si tenían algo contra mí, que me lo hubiesen dicho. Nanuk no tenía ninguna culpa".