Ernest Shackelton publica un anuncio en The Times. Quiere enrolar marinería en el Endurance, el barco con el que en 1914 va a emprender una expedición a la Antártida. "Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo escaso. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura el regreso. Honor y reconocimiento en caso de éxito". Shackelton no miente. De todo eso habrá en abundancia. Chus Lago ha tomado el anuncio, quizás más legendario que auténtico, y le ha tachado el "hombres" del original. Ha escrito encima "mujeres". La alpinista viguesa ha organizado el proyecto "Compromiso con la tierra", con el que pretende denunciar las consecuencias del cambio climático. Ha reclutado a la exatleta Estela Estévez y a otras dos deportistas, Silvia Rey y Verónica Romero; ninguna de las tres con experiencia en aventuras. Las cuatro parten este domingo hacia Laponia. Del 8 al 27 recorrerán 200 kilómetros entre el lago finlandés Inari y el sueco Tornetrask. Es un test necesario de cara al gran reto. El grupo, con la probable suma de otras dos personas, pretende recorrer 1.300 kilómetros de sur a norte de Groenlandia en 2017. Sería la primera expedición femenina española de estas características.

Chus Lago conoce desde hace tiempo las consecuencias del cambio climático. "Desde mi primera expedición en 1987", concreta. Ya entonces aquello que estaba registrado en los mapas había dejado de corresponder con lo que los alpinistas podían contemplar en numerosos lugares. En los últimos tiempos la concejala viguesa había comenzado a imaginar una expedición que sirviese como "toque de atención". Decidió ponerla en marcha.

Estela Estévez y Chus Lago comparten generación vital y deportiva. Han coincidido en numerosas ocasiones. Se conocían, pero sin llegar a íntimas. Un día Estévez recibió la llamada de Lago, que empezó a hablarle de los lagos lapones y la tundra groenlandesa.

- ¡Qué bonito, Chus! ¿Y por qué me cuentas esto?

- Quiero que vengas.

- ¿A dónde?

Relata Estévez que del pasmo inicial pasó pronto al entusiasmo conforme Lago entraba en detalles. "Pensé: 'Yo quiero ir'". Un proceso que se repitió con Silvia Rey y Verónica Romero. Chus Lago expone qué criterio aplicó en la elección de compañeras: "Buscaba mujeres con disciplina, acostumbradas al sufrimiento deportivo, capaces de perseguir retos y no soltarlos".

En ocho meses de entrenamiento las elegidas han cumplido con las expectativas. Cada domingo de mañana se han reunido en el monte Aloia a practicar esquí de fondo (con ruedines). Al gimnasio han acudido cada una por su cuenta, según se les acomodaba a sus rutinas cotidianas, pero rigurosas, igual que en dietas y otras cuestiones. Verónica y Estela, sufriendo más con las pesas; Lago, poniendo a punto sus rodillas de meniscos rotos Se sienten preparadas, "con algo de miedo, es cierto, pero deseando vivirlo", confiesa Estévez en nombre de las tres inexpertas. "Yo creo que vamos a sufrir sobre todo en el tema psicológico".

Dinamarca regenta Groenlandia. Las autoridades danesas solo permiten el acceso a partir de cada 15 de abril a expediciones en grupo cuyos miembros tengan experiencia polar. Lago necesitaba que sus colegas adquiriesen ese currículo de cara a 2017. Conoce bien la zona de los lagos lapones. La ha elegido como prueba iniciática porque reúne, sin grietas ni más peligros extremos que la congelación, aquello que después se encontrarán en Groenlandia: temperaturas de hasta -40 grados, humedad, brumas, riesgo de ceguera, sólo ocho horas de luz... Lago, aunque ha diseñado una ruta concreta, quiere que las otras aprendan a orientarse. Y que experimenten sensaciones como el crac del sudor cuando se congela si te detienes. Más cerca de la civilización que en Groenlandia, esta vez no escatimarán en combustible o viandas. Cada una cargará con casi 50 kilos.

Varias firmas colaboran. "Y mi hermano José", menciona Lago. Pero en realidad es ella la que corre con el grueso de la financiación. Para el viaje a Groenlandia ya necesitarán soporte financiero. El CSD está estudiando la documentación y parece bien dispuesto a conceder ventajas fiscales a quien les patrocine. Se grabará un documental. Será peligroso, sin sueldo, frío, oscuro. En compensación, ayudarán a concienciar a la sociedad sobre la importancia de frenar el cambio climático. Todo un honor.