El Celta ya puede volver a centrarse en la Liga, donde el domingo se juega el quinto puesto ante el Sevilla. Ayer, los célticos le dijeron adiós casi definitivamente a la Copa del Rey, después de caer por goleada en el Sánchez Pizjuán (4-0), en un intenso duelo en el que los de Berizzo tuvieron sus opciones en ataque -como un disparo al palo de Sergi Gómez-, pero sucumbieron ante el empuje de un rival que desperdició un penalti antes de imponer su superioridad en el juego aéreo -Rami cuando se asomaba el descanso- y aprovechar la velocidad de Gameiro en la segunda mitad para dejar sentencia una eliminatoria que Krohn-Dehli puso casi imposible para los célticos con un gol que no quiso celebrar ante sus excompañeros, que el jueves que viene tendrán que afrontar un partido de trámite en Vigo para despedirse de un torneo en el que soñaban con alcanzar la final.

Las ilusiones con las que el Celta salió la semana pasada del Vicente Calderón tras su brillante triunfo ante el Atlético de Madrid saltaron ayer por los aires ante un Sevilla que busca las victorias por aplastamiento. Lo que no puedo conseguir en la anterior eliminatoria Simeone, ayer le salió a la perfección a Emery, que defiende la misma filosofía futbolística que el argentino. Berizzo, en cambio, mantuvo el mismo once que ganó en la ribera del Manzanares y su equipo salió ayer con la intención de manejar el balón que tantas alegrías le ha dado en los últimos años. Así fue como el Celta había ganado en su última visita al estadio del barrio de Nervión. Pero desde aquella exhibición de fútbol de los celestes -ayer de gris-, el conjunto sevillista supo poner a punto un once que mezcla músculo, altura y velocidad. Los blanquirojos suman diez victorias consecutivas en Liga y se mantienen imbatidos en Copa, torneo en el que se presentaban ante el Celta con dieciséis goles a favor y ninguno en contra.

Y los de Berizzo entraron en el campo con la idea de dar el primer golpe, pero la asistencia de Mallo a Guidetti para quedarse en un mano a mano con Rami fue abortada por el árbitro, que señaló un fuera de juego muy dudoso.

El susto movilizó a toda la tropa de Emery, que comenzó a dirigir con grandes aspavientos el tráfico aéreo de su equipo desde la banda. A partir de ahí comenzaron a caer los saques de esquina que pusieron en aprietos a Rubén Blanco. Primero fue Kolodziejczak quien remató con peligro a la portería del Celta. Tras el segundo remate del central francés llegó otro de su compañero N'Zonzo. Sin embargo, el Celta, con muchos apuros, era capaz de salir indemne de las acciones a balón parado de los sevillistas, a los que en el minuto 26 se les abrió el cielo ante el penalti que Sergi Gómez cometió sobre Vitolo. Sin embargo, Rubén Blanco intuyó el lanzamiento de Gameiro.

El fallo del Sevilla empujó al Celta hacia la portería de Sergio Rico, que vio cómo un remate de cabeza de Sergi Gómez se estrellaba en la escuadra de su portería. El partido entraba a la media hora en un intercambio de golpes, tras las precauciones iniciales de ambos equipos. Y los célticos pudieron adelantarse en el marcador en una acción en la que Orellana y Hernández se estorbaron en un remate que salió rozando la cepa del palo derecho del guardameta del Sevilla.

Aunque la batalla se centraba en el centro del campo, el Sevilla cobraba ventaja en el juego de sus laterales. Además, Vitolo y Gameiro eran un constante peligro para la zaga celeste, en la que Jonny era el que más desentonaba. El lateral de Matamá lleva unos meses horribles. Pese a los desajustes defensivos y a la imposibilidad de tejer el juego combinativo que caracteriza al equipo de Berizzo, el partido se iba aproximaba al descanso sin más sobresaltos cuando llegó el quinto saque de esquina a favor de los locales. Banega, que reaparecía ayer tras una lesión para poner calidad, junto a Krohn-Dehli, en un centro del campo muy aguerrido, envió el balón a la cabeza de Rami. La torre francesa ajustó el remate al palo y Rubén Blanco no pudo impedir el tanto.

El Sevilla se adelantaba en el marcador en el peor momento y después de que el Celta desperdiciase un par de ocasiones claras para marcar. Pero quedaba todo el segundo tiempo para buscar un gol que mantuviese igualada y abierta la eliminatoria para el partido de vuelta en Balaídos. Y los de Berizzo salieron en busca de ese tanto. Primero lo tuvo Cabral, pero su remate salió muy flojo a las manos de Sergio Rico. A continuación, tras una acción de Orellana, Hernández reclamó un penalti que le hizo Kolodziejczak cuando se disponía a fusilar al portero del Sevilla.

El Celta dominaba y cercaba el área rival en busca de la igualada. En el manual de instrucciones del equipo de Berizzo no se incluye el conservadurismo y la cobardía. Y de su disposición a buscar el gol se aprovechó el Sevilla para dejar sentenciada la eliminatoria y acabar con el sueño del celtismo de disfrutar de otra final de la Copa del Rey. Los célticos comenzaron a decirle adiós a su décima semifinal del torneo del KO tras un saque de esquina a favor, en cuyo contraataque Jonny permitió a Gameiro que se fuese solo hacia Rubén Blanco para batirlo a media salida. El francés se resarcía así de su error en el penalti. Y dos minutos más tarde, superada la hora de partido, Gameiro aprovechó otro contragolpe mal defendido para superar al portero céltico por bajo.

A pesar de los golpes recibidos, el Celta siguió buscando la portería rival y dejando muchos espacios para los veloces atacantes rivales. Orellana tuvo una buena ocasión pero prefirió buscar un pase a un compañero que no llegó al remate. Quien sí marcó fue Krohn-Dehli en otra acción de ataque, tras otro fallo de Jonny. El danés ponía el 4-0 y dejaba sentenciada la eliminatoria que el jueves que viene deberá celebrar un partido de trámite. Al Celta le espera el domingo la Liga, ante el mismo rival de ayer y que la semana pasada le arrebató el quinto puesto.