La Copa del Rey devuelve a Iago Aspas al Sánchez Pizjuán, a donde el delantero de Moaña llegó hace año y medio con la ilusión de olvidar su mala experiencia en el Liverpool. Sin embargo, su fútbol no convenció al entrenador Unai Emery, con el que el ahora futbolista del Celta mantuvo públicas y notorias diferencias. En la eliminatoria copera que a partir de mañana librarán célticos y sevillistas, Aspas considera que las fuerzas están muy igualadas y que el pase a la final se resolverá en el partido de vuelta, a disputar dentro de ocho días en Balaídos.

"Tenemos tantas opciones como el Sevilla. Además, el partido de vuelta lo jugamos en nuestra casa. Es importante sacar un resultado positivo allí. Yo siempre pienso en ganar y en marcar el mayor número de goles posible, pero una derrota por la mínima hasta puede que no sea un mal resultado", explicó ayer el máximo goleador de la pasada edición de la Copa, igualado con el barcelonista Neymar, con siete tantos.

De su paso por la capital andaluza, Aspas tiene claro el ambiente que se encontrará mañana el Celta en Nervión, donde el equipo gallego logró un brillante triunfo en la quinta jornada de Liga (1-2) tras una gran primera parte.

"En su estadio es un equipo muy fuerte, que aprieta muchísimo con su gente. He estado en grandes citas en ese estadio y los aficionados aprietan muchísimo, sobre todo los Biris detrás de la portería", dijo el céltico en referencia a la peña más ruidosa del Sánchez Pizjuán.

En la exposición de motivos para advertir que la visita a Sevilla entraña muchas dificultades para cualquier equipo, Aspas enumera a los grandes equipos que han caído en los últimos meses en el Sánchez Pizjuán. "Esta temporada sólo han perdido contra nosotros y el Atlético de Madrid en Liga y le han ganado a equipos como el Barcelona, el Real Madrid o la Juventus". De hecho, la derrota contra los célticos es la última que han sufrido los de Emery en el campeonato regular. Desde entonces, suman diez victorias seguidas.

Admite el futbolista de Moaña que afronta uno de sus compromisos "más importantes" con el Celta. "Ha habido partidos importantes, que han significado otras muchas cosas, pero éste por lo que supone para el club y para los jugadores tiene muchos alicientes".

Y habla desde A Madroa de su regreso a Sevilla, donde residió antes de regresar a Vigo. "Es un partido bonito. Sólo pasé un año allí y no jugué todo lo que esperaba, pero la gente siempre se portó muy bien conmigo y siempre estaré agradecido por ello. Yo no tengo nada que demostrarle a nadie. Con Unai [Emery] no tuve nada más que nuestros roces entre jugador y entrenador".