El Celta B ya está inmerso en la vorágine de las últimas temporadas, en las que el sufrimiento llega hasta la última jornada del campeonato, y en donde la suerte no siempre cayó del mismo lado.

Ayer, el equipo entrenado por Javi Torres se vio impotente ante un Burgos plagado de experiencia y que supo leer el partido, adaptarse a las circunstancias del mismo y rentabilizar al máximo los errores de los vigueses.

Es evidente que el Celta B, en estos momentos, es un manojo de nervios. El balón quema en los pies y se proceden demasiadas indecisiones que, por fortuna, ayer no acabaron en goleada. La ansiedad está matando al equipo, sobre todo cuando un rival como el de ayer coloca en el campo dos líneas de cuatro muy juntas que anulan la línea de creación y ciega la creatividad del equipo celeste.

Javi Torres solamente hizo ayer dos cambios, los únicos que podía hacer con los jugadores que tenía en el banquillo, ya que "arriba" se necesitaba refresco y, en este caso, De Amo y Alende, poco podían aportar.

También es cierto que la cosa pudo haber sido menos grave si la vaselina de Borja Iglesias, tras una magnífica recuperación, no hubiera tomado la dirección incorrecta. Fue de las pocas ocasiones que tuvo en la tarde de ayer el filial.

El próximo fin de semana, el equipo entrenado por Javi Torres no puede fallas en su visita a la Arandina, rival directo en la lucha por la permanencia. Tres puntos vitales ya que después los vigueses afrontarán una serie de partidos ante los equipos de la zona alta de la clasificación que puede dejar al equipo todavía más tocado.

Lo mejor del partido de ayer en Barreiro fueron los primeros cuarenta y cinco minutos de juego. Ninguno de los dos equipos quiso especular con el marcador inicial, ya que si el filial necesitaba los tres puntos en juego para comenzar a respirar, el Burgos los quería para mantener las opciones de meterse en la zona alta de la competición.

Fue el Celta B quien dio el primer aviso de la tarde, al meter Fragapane al área un buen balón al que por muy poco no llega Borja Iglesias. La cosa empezaba bien para el equipo vigués, pero la alegría y las esperanzas duraron bien poco. El Burgos comenzó a dar muestras de su potencial y comenzó a llegar a las inmediaciones de Iván Villar. La primera fue para Ander Vitoria, la segunda para Jose Fran y en la tercera Quesada no falló. El Burgos botó un saque de esquina y el capitán del Burgos remató solo de cabeza. Para rizar más las cosas, el balón botó delante de Iván, que no acertó a controlarlo y entró llorando en la portería céltica.

Un jarro de agua fría para un equipo con una moral muy frágil a pesar del tiempo que quedaba por disputarse. El Celta B quedó tocado, las dudas eran constantes en el equipo y de nuevo una falta de entendimiento entre los centrales provocó que Adrián Martínez tuviera en sus botas la oportunidad de sentenciar el encuentro.

Se esperaba un movimiento de fichas tras el descanso, pero lo que llegaron fueron dos nueva ocasiones para el Burgos, en las botas de Fito Miranda y José Fran. La situación no pitaban bien. Javi Torres dio entrada a Guille por un Fragapane que, hasta ese momento, había sido de los pocos que había conseguido desestabilizar a los burgales, aunque abusando un tanto de la posesión del balón. Minutos después entró Brais, pero el Burgos estaba muy bien colocado.

El cuadro castellano es un conjunto experimentado. Por ello, tras marcar el tanto, formados dos líneas de cuatro que jugaban muy juntas, con dos hombres en punta que en el momento en el que tenía oportunidad salían con velocidad para tratar de sorprender.

Borja Iglesias pudo igualar el encuentro al robar un balón por insistencia. Conectó una vperfectqa vaselina que hizo callar a Barreriro hasta que el balón llegó a portería, pero por mala suerte salió fuera.

Sin embargo los burgaleses también tuvieron su oportunidad, tras un nuevo robo, con un potente disparo de Adrián Hernández que se estrelló en el travesaño. Un mal día para el Celta B, que acumula demasiados días como este.