Cinco minutos de nervios esperan este mediodía al celtismo. Los que durará el sorteo de las semifinales de la Copa del Rey que se celebrará a partir de las 12:30 horas en la sede de la Federación Española de Fútbol en Las Rozas. En ese bombo, quince años después, entrará el Celta. De aquella no existía todavía la Ciudad del Fútbol a la que Angel María Villar se había llevado las oficinas del fútbol español.

En ese bombo junto al Celta estarán el Barcelona y los dos clasificados ayer: el Sevilla y el Valencia. Sobra las preferencias todo está demasiado cantado. El cuadro vigués no quiere verse las caras con los azulgrana. Prefiere reservar esa cita para la soñada final y enzarzarse en las semifinales con sevillanos o valencianos.

Curiosamente y al margen de los presupuestos (asunto en el que el Celta es claramente inferior al resto de semifinalistas) los vigueses son en estos momentos el segundo equipo mejor clasificado liguero de los equipos que siguen en competición, una consecuencia de a la magnífica primera vuelta que han firmado los hombres de Berizzo que no han abandonado en las veintiuna jornadas las posiciones europeas. Es cierto también que el Sevilla es un equipo en alza -llega sin haber encajado un gol en lo que va de Copa y en la Liga no ha parado de crecer en las últimas jornadas- mientras que el Valencia ha encontrado en la Copa el consuelo que le falta en la Liga donde su trayectoria es claramente decepcionante y marcha muy alejado de los puestos que se le presuponen a un conjunto con esa masa social y presupuesto. La teoría dice que el Valencia y su crisis interna podría resultar un rival más apetitoso, pero en esa misma balanza también habría que poner los resultados que el Celta ha conseguido históricamente contra el club de Mestalla. Esta misma temporada, sin ir más lejos, un 1-5 en Balaídos.

Pase a Europa

En este sorteo se da una curiosa paradoja. Por un lado el Celta prefiere evitar al Barcelona y que otro equipo sea capaz de superar a los catalanes en semifinales. De este modo, sus opciones de conquistar el primer título de su historia crecerían. Pero en cambio, si el Barcelona consigue meterse en la final -algo con lo que cuenta casi todo el mundo- y ganar el título el finalista no conseguiría la clasificación para la Europa League pero a cambio entraría en esa competición el séptimo clasificado en la Liga, circunstancia que inevitablemene facilitaría las opciones de los vigueses de entrar en ese torneo a travé del campeonato de la regularidad. En esta curiosa situación se mueve el Celta mientras espera impaciente el rival que saldrá de un sorteo tedioso pero que esta vez en Vigo se vivirá con una enorme excitación.