La selección española de balonmano mantiene vivas sus aspiraciones de acceder a las semifinales del Europeo de Polonia, tras imponerse por 31-29 a Hungría, en un encuentro en el que el conjunto español, lastrado por la ansiedad, se condenó a un terrible sufrimiento durante los sesenta minutos.

Un auténtico suplicio para los de Manolo Cadenas, que no pudieron respirar hasta el segundo final, cuando Valero Rivera puso desde el punto de penalti el definitivo 31-29, que permite a España seguir soñando por pelear por las medallas, aunque para ello, deberá mejorar de manera radical la gris imagen mostrada ayer.

España sufrió hasta el final, y lastrado por las exclusiones de Antonio García y Víctor Tomás llegó con una exigua ventaja de un tanto (29-28) a poco más de dos minutos para la conclusión. En la última y decisiva jugada el pivote Julen Aginagalde forzó un penalti que sirvió para certificar el triunfo (31-29) español.