Habría sido una intrahistoria fantástica. El último servicio de Augusto Fernández que nadie habría esperado. Ocurrió en una acción involuntaria, como la interpretación que hizo Estrada Fernández de la mano de Thomas. El argentino intentaba controlar un centro lateral del Celta. La intercepción se convertía en un remate que se dirigía sin oposición para su propia portería ante la precipitada salida de Moyá.

Toda la jugada la concluyó Gabi, que sacó bajo palos la que habría sido la acción que desequilibraría la balanza de una batalla intensa entre Celta y Atlético de Madrid. El resto del partido, Augusto Fernández sufrió a su excompañero "Tucu" Hernández. Incluso mostró su desesperación ante las constantes faltas que le sancionaba Estrada Fernández.

El ahora "12" rojiblanco fue recibido con disparidad de opiniones. Hubo aplausos, pero de nuevo los pitos se volvieron a imponer a aquellos que agradecieron la labor de Augusto Fernández durante su etapa en Vigo. La grada también recordará mejores actuaciones del que fue su capitán. En el doble pivote junto a Gabi se vieron neutralizados por un Radoja que estuvo sensacional. Tanto en la contención como en la elaboración.

Ahora al reencuentro de Augusto con el que fue su exequipo le queda un nuevo capítulo. 90 minutos en el Vicente Calderón que decidirán quién es uno de los cuatro mejores conjuntos de la competición del KO.