Eran otros tiempos, pero el celtismo tiene memoria. Jandro llegaba hace más de una década a Vigo. Era un futbolista talentoso, joven, que procedía de un Valencia habituado a competir contra el Real Madrid por el título liguero. El mediapunta crecía a la sombra de leyendas como Mostovoi o Gustavo López. Otras estrellas como Edu o Jesuli también gozaban de más protagonismo que el futbolista natural de Mieres.

Todo cambió cuando se produjo la hecatombe en mayo de 2004. El Celta pasaba de disputar la Champions a caer a Segunda División. Fue cuando emergió la figura de Jandro, que se erigió en uno de los héroes del ascenso de aquel bloque que comandaba Fernando Vázquez. Precisamente, el asturiano y Jesús Perera serían los encargados de firmar el billete de regreso a la élite del fútbol nacional en Lleida (0-2)

La aventura de Jandro en Vigo concluía con el ascenso como último servicio. El talentoso futbolista asturiano sería un habitual de Segunda División hasta la campaña pasada, un curso en el que sufrió el frustrado ascenso defendiendo la zamarra del Girona, equipo que disfrutó de su calidad durante cinco años.

Jandro afrontaba esta campaña una nueva etapa en su carrera deportiva. Firmaba por el Huracán, que, tras desaparecer, abre otra experiencia en Segunda B, aunque ahora defendiendo al Cádiz, un histórico que tiene la obligación de regresar a final de temporada a Segunda División. El destino, sin embargo, ha querido que regresase a Balaídos, el campo que le abrió las puertas del fútbol profesional.