El danés fue el mejor futbolista del Celta en un día en el que la mayoría de futbolistas se movieron en un nivel bastante discreto, superados de forma evidente por sus parejas de baile. Daniel Wass fue el más constante en un partido en el que Orellana comenzó siendo el más importante, pero en el que el chileno se apagó demasiado pronto. En esa faceta el medio aportó muchas cosas. Sacrificio, toque en algunas ocasiones, centros a balón parado y algún intento en los lanzamientos lejanos fueron las cosas que fue dejando durante un choque en el que ocupó durante la primera parte la banda derecha y que acabó siendo el eje en el medio del campo junto a Borja Fernández.