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#ONosoDerbi

Un partido de efecto tóxico

El juego se desarrolló al ritmo que le convenía al Deportivo, que convirtió al Celta en una escuadra mediocre

Alex Bergantiños intenta frenar a Iago Aspas. // José Lores

Hay equipos que proyectan sus cualidades hacia sí mismos, como el Celta. Su rendimiento se percibe en su propia actuación. Hay otros que proyectan sus cualidades hacia el adversario, como ayer el Deportivo. No se les calibra tanto en lo bien que juegan ellos como en lo mal que juegan sus contrincantes. Víctor Sánchez del Amo encontró el antídoto que tantos entrenadores habían buscado. Mejor que Nuno, cuyo Valencia vivió de la efectividad y la fortuna. Su Deportivo tuvo un efecto tóxico sobre el Celta. La escuadra que había asombrado a la Liga anocheció mediocre en Riazor, convertida en una colección de guiñapos mal conectados entre sí.

estadística engañosa

El derbi podría describirse en detalles: el gol de Lucas Pérez en posible fuera de juego, el penalti fallado por Nolito, el tanto en propia meta de Jonny y Sergio... Sería un relato conveniente para el Celta a la hora de mitigar su dolor. Ciertamente no fue inferior en un encuentro de pésima calidad. Los principales apartados estadísticos incluso le favorecen. Pero sería un retrato engañoso. El colapso se inició a nivel táctico. El entrenador local escribió el relato del partido. Se jugó como le convenía. Situó el juego en un escenario más próximo a las virtudes de los suyos, acercándolos en consecuencia a la victoria.

Todo tipo de pecados

El Celta jamás se sintió cómodo. Estuvo inconsistente en las marcas, impreciso en los pases, desubicado en la ocupación del territorio. Cometió todo tipo de errores. Los jugadores parecieron aletargados, como si les hubiesen mezclado un narcótico con la bebida. Avanzaban sobre el césped como sobre un pantano, mientras los jugadores del Deportivo patinaban.

Lucas pérez

La principal preocupación que debe tener Víctor Sánchez del Amo es la extraordinaria dependencia que tiene su equipo a nivel ofensivo de Lucas Pérez, un hombre con cierto historial clínico. Buscarlo es el primer pensamiento que todos sus compañeros tienen al contactar con el balón, no importa la zona del campo. El coruñés convierte patadones en inteligentes desplazamientos en largo gracias a su movilidad, velocidad, inteligencia y capacidad asociativa. Lucas se aprovechó además de Fontás, que anticipó con su fragilidad la posterior recaída. Ubicar a Jonny de inicio en el eje defensivo hubiera sido seguramente mejor alternativa. Es una reconversión quizás más próxima de lo que parece.

culpas individuales

Claro que lo colectivo también procede de lo individual. Nolito anunció en sus primeros contactos con el balón que iba a tener un mal día. No tomó una buena decisión en toda la noche. Y eso empantanó a un Celta cuyos circuitos pasan siempre por la banda del andaluz para que él eleve la peligrosidad de la jugada. Sin Nolito dándole frecuencia a las asociaciones, Iago Aspas acabó desconectándose y Orellana se enmarañó en regates sin sentido. Pero es especialmente preocupante el declive de Wass, que en las últimas citas se ha distanciado mucho de aquel jugador fresco e incisivo, que inyectaba verticalidad a las acometidas célticas. Wass deambuló ayer por Riazor, sin capacidad de desborde, sin acierto en el pase corto o largo, sin amagar siquiera con su potente disparo.

malos síntomas

Al derbi siempre se le atribuye una gran trascendencia. Acera las críticas. Desconsuela a la afición. En realidad, sus disgustos son tan fáciles de remediar como los de cualquier otro partido, al fin de semana siguiente. Quizás la peor actuación de toda la temporada sea solo un tropezón coyuntural y el Sporting ejerza de medicina. Pero hay síntomas que preocupan. No es que la brillante estructura organizada por Berizzo vaya a derrumbarse. Pero sí podría desencadenar una fase mesetaria de la campaña. Hay jugadores a los que se les ha ido apagando la chispa y rutinas que probablemente los adversarios han aprendido a neutralizar. Posiblemente convenga que el entrenador argentino agite por primera vez su fórmula. Y la duda es si quiere o si la plantilla le ofrece los recursos necesarios para conseguirlo. Se entiende la apuesta por una plantilla corta. Permite concentrar los recursos en jugadores de calidad y ofrece supuestamente una mayor cuota de participación a la cantera. Pero aunque pocos, esos recursos deben ser válidos. ¿Drazic, Bongonda? Es un interrogante a resolver que marcará el objetivo final por el que el Celta debe luchar esta temporada.

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