Críticas unánimes a Vicandi Garrido, el árbitro del encuentro. Berizzo y sus jugadores coinciden en que cometió un grave error en la primera parte, en esa falta sobre el Tucu Hernández que no penalizó de la forma adecuada. Pero el reproche se limita a esa acción y más allá de señalarlo, ningún céltico quiso justificar su derrota por el desliz arbitral. Iago Aspas señaló incluso que Vicandi tuvo una buena actuación.

Balaídos le criticó otras decisiones. Vicandi quiso controlar el encuentro desde el diálogo. Prefirió advertir antes que tirar de tarjeta. Estuvo comedido en las amonestaciones. Un criterio válido, aunque en este caso resultó más perjudicial para el Celta, cuyos jugadores sufrieron algunas faltas aparatosas en el primer periodo. Otra reconvención de los aficionados a Vicandi fue su permisividad con las pérdidas de tiempo de los visitantes.

Cuestión de matices. Vicandi Garrido, en general, manejó con firmeza el partido. Posee una zancada larga y maniobra bien por la cancha, lo que le permite seguir de cerca el juego. Y cerca estaba en la decisión que el Celta protesta en bloque. Se iba el Tucu hacia la portería del Valencia. Estaba ya en la frontal cuando Javi Fuego lo derribó por detrás. A Vicandi le pudo la precipitación porque el balón había quedado en las botas de Wass, que con apenas un segundo de diferencia había tirado a puerta y marcado. Pero Vicandi ya había pitado, sin conceder la ley de la ventaja.

Los celestes tuvieron entonces la esperanza de que Fuego fuese castigado con la tarjeta roja, única razón válida para no conceder la ventaja. Pero Vicandi pareció considerar que había otros defensores a la altura del Tucu Hernández.