El culebrón que desde hace meses protagonizan Nolito, el Celta y el Barcelona vive hoy uno de sus episodios determinantes. Si fuera una serie de televisión sería el final perfecto de una temporada para mantener a los espectadores mordiéndose las uñas a la espera de nuevas entregas.

Lo que nadie podía imaginar es que fuese el propio Nolito quien avivase el fuego de manera tan sorprendente como torpe. El futbolista gaditano regaló en Madrid -donde se encuentra concentrado con la selección española- un posado al Mundo Deportivo con la portada del diario catalán del miércoles en el que se insistía en el deseo de Luis Enrique de contar con sus servicios. Con el titular "Nolito, el deseado" el futbolista del Celta muestra la primera plana del periódico, un gesto que cualquiera entiende como una declaración de intenciones.

Lo más llamativo del caso es que con este gesto Nolito contradice la que ha venido diciendo en las últimas semanas. En A Madroa ante los periodistas vigueses ha mostrado de forma repetida su hartazgo a que continuamente tenga que responder sobre el presunto interés del Barcelona y ha insistido hasta la saciedad en que solo debe preocuparse por el Celta. Sin embargo, ha sido llegar a Madrid, cruzarse con la prensa barcelonesa y ese "cansancio" parece haber desaparecido de golpe. Nolito ha echado más paladas de carbón a la caldera de su hipotético fichaje por el Barcelona, algo que cualquier puede entender como una estrategia contradictoria con la que ha mantenido hasta ahora y que ayer mismo, en rueda de prensa, había vuelto a defender.

La portada aparece cuando en Vigo esperan que firme a su regreso la renovación de su contrato (hasta 2020 con una cláusula de 25 millones) cuyas condiciones están ya pactadas y a la espera de que el club y su agente solucionen pequeños detalles. El propio Miguel Torrecilla, director deportivo del Celta, había insistido ayer en que aguardaban a que tras los partidos internacionales se produjese la firma. La foto no debería cambiar para nada esta situación aunque ha generado un evidente malestar en el Celta que no esperaba que fuese el propio futbolista quien con una torpeza infinita alimentase el asunto.