La falta de puntería ha impedido la marcha triunfal del Celta. El desatino en los metros finales devuelve al conjunto vigués a su rutina. Los vigueses tienen como meta salvarse. Esa es la exigencia. Europa es un añadido. Plantilla y club comparten esa meta y advierten sobre la finalidad real en este curso. No obstante, el cuadro celeste llegaba a la cita frente al Getafe como el equipo más goleador de Primera y acumulaba una racha de quince jornadas consecutivas anotando.

El Getafe fue el encargado de poner fin a esa dinámica positiva. Fran Escribá fue el verdugo. El técnico azulón ya fue una pesadilla para los célticos en sus dos últimas visitas a Balaídos. El equipo madrileño sobrevivió a la intensidad de un Celta que metió el partido en microondas en determinadas fases del choque. Hubo ocasiones, pero Guaita y el palo impidieron que Iago Aspas, Nolito e incluso Guidetti, que entró en la recta final, declinasen la balanza.

El estilo del Celta volvió a quedarse sin premio dieciséis partidos después. La cifra es ilusionante. Demuestra que la apuesta ofensiva del equipo vigués funciona. El ataque de este curso carbura. La ciencia así lo ejemplifica. Nolito marcha como máximo goleador junto a Cristiano Ronaldo y Benzema mientras que Iago Aspas se sitúa a una sola diana de esa cumbre realizadora.

Curiosamente, el último día que al Celta se le encasquilló el arma fue contra el FC Barcelona. Aquella jornada, disputada también en Balaídos, los hombres de Eduardo "Toto" Berizzo acabaron cayendo ante los ´culés´ por culpa del tanto de Mathieu en una acción a balón parado. Hoy no se ha perdido. Se ha arañado un punto que parece insuficiente, pero que, en realidad, acerca a los celestes a la exigencia de la salvación.