El Celta B no pudo ayer salir vivo de su visita a un Club Deportivo Guijuelo, que volvió a la senda de la victoria en casa. El conjunto chacinero cayó la semana pasada ante el Burgos con claridad y ayer al equipo vigués le tocó pagar los platos rotos de aquella mala imagen.

El partido no fue muy entretenido ni vistoso, especialmente en su primera mitad. A los dos equipos les costaba llegar con claridad a la portería rival aunque siempre era el Guijuelo el que con la posesión del balón como medio trataba de generar más peligro sobre la portería del conjunto visitante.

Primero Piojo y después Jonathan Martín fueron los primeros encargados en avisar a Iván de las malas intenciones que perseguían. Sin embargo, el Celta B aguantaba sin pasar demasiados apuros hasta que al filo de la media hora llegó el gol local. Fue en una apertura a la banda en la que Aspas, el lateral, pone el balón al área y ahí aparece el central Jonathan Martín para rematar y hacer el primero de la tarde. Aunque es cierto que no había hecho excesivos méritos para ir por delante en el marcador, el Guijuelo ya había conseguido una preciosa ventaja que, en un partido tosco y feo como el de ayer, se antojaba importante, y más aún viendo el escaso bagaje ofensivo de los visitantes.

El Guijuelo se soltó ligeramente con el gol y protagonizó un par de acercamientos más peligrosos que fueron solventados por Iván, especialmente un lanzamiento de Gordillo, de nuevo el mejor, o un intento de Aspas, el asistente en gol, que terminó estrellándose contra la defensa, pero los vigueses no se iban a quedar ahí.

La segunda parte no pudo comenzar mejor para los intereses del filial del Celta. En la primera acción con peligro de este segundo acto, los vigueses consiguieron equilibrar la balanza gracias a su mejor jugador, Borja iglesias. El atacante celeste ya había avisado al término de la primera mitad y en esta ocasión dio en el clavo.

El gol desmelenó al Celta B, que estuvo a punto de darle la vuelta al luminoso dos minutos más tarde, pero en esta ocasión el portero local sí que acertó a desbaratar el peligro. Los vigueses se habían hecho con el mando pero entonces, cuando peor lo estaba pasando, el Guijuelo encontró en el balón parado su vía de salvación. Palazuelos abrió el camino de los locales con un buen remate en el primer palo y sin tiempo para encajar el doloroso y desconcertante golpe, Ramiro aprovechó una falta botada por Aspas, muy activo, para hacer el tercero y dejarlo todo visto para sentencia. Estos dos goles fueron un gran mazazo para los vigueses, que vieron cómo se esfumaban todas sus opciones de puntuar y, por si fuera poco, Aspas volvió a hacer acto de presencia para poner el cuarto después de una gran asistencia de Romero. Todavía hubo tiempo incluso para que Carlos Ramos se topara con el poste al ejecutar una falta pero la manita no llegó y el Celta B se fue de vacío y con un resultado mucho más abultado de lo que se pudo ver sobre el terreno de juego.