Gustavo Daniel Cabral (Isidro Casanova, 1985) sueña con retirarse en el mismo equipo donde juegue su hermano Yonathan. Si es en el Racing Club, mucho mejor, pues en el equipo de Avellaneda creció, debutó como profesional y allí continúa el otro Cabral, también defensa central, pero zurdo.

A punto de cumplir los 30 años, el "abuelo" de la plantilla del Celta encara su futuro deportivo sin complejos. En Vigo, disfruta de una de sus mejores etapas como futbolista. Su momento estelar, sin embargo, quizás lo viviese en 2005, formando parte, junto con Messi, de la selección argentina que se proclamó campeona del mundo sub-20.

El sábado en Ipurúa, Gustavo Cabral disputó su partido cien con la camiseta celeste. Solamente con la albiceleste de Racing (113 partidos de Liga) ha jugado más que con la celeste del Celta. De ese centenar de actuaciones con el equipo de Balaídos, 91 han sido en la Liga y las otras nueve en la Copa del Rey, con cuatro goles anotados en total.

El zaguero argentino se ha consolidado definitivamente en el conjunto vigués, en el que ha iniciado su cuarta temporada. Es una pieza imprescindible para Berizzo, como lo fue finalmente para Luis Enrique Martínez. Además, se ha convertido en el segundo capitán del equipo. Su actual contrato concluye el 30 de junio de 2016, pero el Celta se reservó el derecho a ampliar unilateralmente la renovación por una temporada más. El interminable proceso que sigue para adquirir la doble nacionalidad le obliga a ocupar plaza de extracomunitario.

Llegó a Vigo Cabral para reforzar la defensa de un equipo recién ascendido. Días pasados recordaba para la web goal.com aquellos inicios como céltico. "El primer año fue muy complejo. En esa etapa teníamos compañeros que todavía miraban partidos de Segunda División y te dabas cuenta que estaban con la cabeza en otro lado". Y resalta los pasos que ha ido dando el Celta desde entonces. "De ahí, el club creció mucho. Después vino Luis Enrique, que tenía una idea que identificaba al club: jugar a ras de piso, saliendo desde el fondo, y que el balón no sea regalado. Salvando las diferencias, es una idea similar a la del Barcelona. En esa campaña, con Luis Enrique nos fue bien, fuimos novenos. El año pasado terminamos octavos. Es increíble porque no es fácil en tres años crecer tanto y estar cerca de entrar en competencias europeas".

La etapa del regreso a la élite fue complicada para el equipo vigués, reconoce Cabral: "Hasta nos dábamos cuenta que los árbitros nos miraban con menos respeto: ante la mínima falta era amarilla. Los equipos también nos miran ahora de otra manera. Saben que el Celta tiene un estilo de juego que es vistoso, que le gusta tener la pelota y que arriba tiene jugadores muy letales. Tenemos a Nolito, a Orellana, a Iago Aspas. La verdad es que son jugadores tremendos y a la mínima pueden convertir gol. Por eso ahora los rivales tienen precauciones cuando juegan contra nosotros".

El zaguero se siente muy satisfecho, mientras el equipo colecciona halagos: "Tenemos una idea que es ambiciosa porque tratamos de jugarles a los grandes sin temores y buscamos vencerlos. Por eso estamos tan contentos y esperemos que podamos seguir de esta manera". Y habla de los retos del Celta. "Vigo es una ciudad pequeña, pero la gente se hace escuchar. Quieren UEFA y Champions si es posible. Sabemos que tenemos que ir despacio. Hicimos bien las cosas en las primeras fechas, pero falta muchísimo y hay muchos partidos complicados. Todo se vuelve más complejo en los partidos de vuelta, por eso si podemos sacar la mayor cantidad de puntos antes de esa vuelta y con eso tenemos asegurada la permanencia, nos va a dar una tranquilidad mayor para pensar en cosas más importantes", añade.