No contar con Marc Gasol ni con Juan Carlos Navarro son palabras mayores. Si además se suman las bajas de Rubio, Calderón, Ibaka y Abrines, el batacazo podría parecer casi asegurado. Pero por fortuna la selección española no es la suma de doce jugadores con sus virtudes y sus defectos, sino que es un equipo en el que uno más uno suma más de dos y hay recambios solventes.

No es, además, el único equipo con ausencias. Francia, país anfitrión de la ronda final del torneo, cuenta con casi todas sus figuras pero también tiene bajas como las de Joakim Noah y Alexis Ajinça . Rusia acude sin Alexey Shved y Sasha Kaun. Em Macedonia faltan Bo McCalebb y Pero Antic. El turco Omer Asik, el gigante serbio Boban Marjanovic y el bosnio Mirza Teletovic tampoco jugarán con sus respectivas selecciones. El croata nacionalizado Oliver Lafayette y el ucraniano Serhiy Lishchuk serán otras ausencias.

Con Pau Gasol como mascarón de proa, el bloque victorioso del Real Madrid, absoluto dominador de la temporada 14-15 en España y en Europa, formado por Sergio Rodríguez, Sergio Llull, Rudy Fernández y Felipe Reyes, junto a Nikola Mirotic, que debuta en el equipo nacional con galones y mando, España presenta un bloque sólido.

El segundo escalón tendrá que ayudar más que nunca. Fernando San Emeterio y Víctor Claver deberán dar ese paso adelante que se les pide por su condición de veteranos y los nuevos, Guillermo Hernangómez, Pau Rivas, Guillem Vives y Pablo Aguilar, tendrán protagonismo.

La selección española puede aspirar a todo, aunque también es verdad que no puede permitirse contratiempos físicos en su núcleo duro y que deberá jugar muy cerca de su techo técnico-táctico para lograr sus metas.

El camino será arduo, largo y lleno de obstáculos. La primera piedra será mañana Serbia, vigente subcampeona del mundo, y seguirán Turquía, Italia, Islandia y Alemania. Por este orden. No solo habrá que superar el corte, sino obtener una clasificación puntera para tener unos cruces de octavos y cuartos de final con más opciones.

Serbia será un examen en toda regla, porque el nivel del equipo español es una pequeña incógnita al haber disputado solo siete amistosos, todos con victoria, pero ante selecciones de un nivel medio.

Turquía vuelve a tener un equipo que por nombres y calidad impresiona, aunque luego y a la hora de la verdad no suele obtener grandes resultados.

Italia llega con todo y con sus tres NBA, Marco Bellinelli, Danilo Gallinari y Andrea Bargnani, por primera vez en un gran campeonato.

Alemania juega como local y tiene a Dirk Nowitzki como referente y catalizador de un juego que peca de falta de creatividad, para eso han nacionalizado al eslovaco Anton Gavel, y que puede llegar a apabullar a base de centímetros.

España por su parte buscará mantener la identidad de su juego con buenas defensas, contraataques y rápidas transiciones. En estático, por primera vez en muchos años dispondrá de un '4' alto y abierto (Mirotic) que dará más opciones y espacio al juego interior.

Las cartas están ya repartidas, pero ahora hay que jugar la partida. El juego en sí mismo, las fuerzas físicas, el cansancio, la concentración, la suerte, todo contará en un Europeo importante por sí solo y porque abre las puertas, únicamente a los protagonistas de la final, de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.