Este Celta apunta alto. Por lo de pronto, al liderato, que compartirá esta noche con el Barcelona. Eso sí, por encima de los catalanes -los celestes llevan en dos encuentros cinco goles a favor por los dos de los azulgrana-. Los vigueses dieron esta noche en Balaídos un recital de fútbol ante un Rayo Vallecano desbordado desde la expulsión de su portero Toño en el minuto nueve. Los tres goles, dos de Nolito y uno de Fontás, fueron un botín que se antojó escaso teniendo en cuenta el número de llegadas al área y ocasiones claras de los vigueses. Balaídos disfrutó con los suyos en el estreno del Celta como local en esta Liga. El "fútbol de salón" ha regresado a la ciudad.

El 'Toto' Berizzo no preparó ninguna sorpresa con su alineación. Jugaron de cara los mismos diez jugadores de campo que vencieron al Levante la semana anterior y Sergio Álvarez -sancionado en la primera jornada- suplió en la portería al lesionado Rubén Blanco. Tampoco hubo ningún experimento jemecista en las filas del Rayo, que salió con un centro del campo poblado de jugadores ofensivos para tratar de disputarle la posesión al Celta.

Durante los primeros compases del encuentro los de Berizzo demostraron que tenían muy bien estudiado a su rival. Con una presión adelantada metieron en menos de cinco minutos al Rayo en más de un problema robando balones en campo contrario y así forzaron la acción que marcaría el encuentro. Tras una recuperación, Wass recibió dentro del área un pase en profundidad, dribló a Toño, que le derribó y provocó un penalti. Era el minuto nueve y el colegiado Martínez Munuera, con el reglamento en la mano, expulsó al portero visitante. Desde los once metros Nolito no perdonó.

Monólogo

A partir de ahí fue un monólogo del Celta en busca de la goleada. Planeaba en esos instantes el recuerdo del Celta-Rayo del 6-1 de la temporada pasada. Antes de llegar al descanso Iago Aspas las tuvo de todos los colores, pero esta noche tendrá pesadillas con Juan Carlos. El ex portero del Córdoba, que entró por Bebé después de la expulsión de Toño, mantuvo a su equipo dentro del partido hasta el descanso porque despejó todo el peligro que pululó por sus dominios.

Pero a la vuelta de vestuarios el Celta derbordó al Rayo. Nolito, por la vía rápida, hizo el segundo tanto en su cuenta particular con la colaboración de Amaya. El sanluqueño chutó desde la frontal buscando el palo largo con la fortuna -o infortunio, depende desde donde se mire- de que la pelota tocó en el central y despistó a Juan Carlos. El gol terminó de hundir al Rayo y espoleó todavía más al Celta, que desde ahí hasta el final del choque buscó gustarse y la goleada. Pero tanto quiso adornar el Celta sus jugadas, tantas paredes quiso tirar, tantos taconazos y tanto "fútbol de salón" que la goleada mayúscula que se preveía se quedó a medio camino. Andreu Fontás cerró el marcador en el minuto 86 en una jugada de estrategia. Nolito, desde el lateral del área, engañó a todos al poner un balón raso a la espalda al punto de penalti, donde apareció el central catalán para hacer su primer gol oficial con la camiseta celeste en 73 partidos.

El final del partido cogió a Balaídos desprevenido entre la Rianxeira y el Miudiño. La afición y los jugadores celebraron en perfecta comunión la segunda victoria de un Celta que ve a los demás equipos de Primera por el retrovisor, en lo alto de la tabla. Todavía en muy pronto, pero el conjunto de Berizzo apunta maneras. Ahora los vigueses dispondrán de un par de semanas de reflexión para mantener los pies en el suelo y seguir por el buen camino. La próxima cita, en Canarias ante Las Palmas de Paco Herrera.