El "pequeño" francés Romain Bardet (Ag2r) se echó las manos a la cabeza, incrédulo, poco antes de convertirse en el vencedor de la decimoctava etapa entre Gap y Saint Jean de Maurienne, de 186,5 kilómetros, segunda jornada alpina en la que los favoritos firmaron tablas, con Chris Froome al frente.

Bardet, de 24 años, no daba crédito a su hazaña, nacida en una larga y numerosa escapada en la que por encima de todos se elevó el ultraligero francés. Valiente con su ataque en el Glandon, temerario en el descenso y enorme en la escalada al inédito Lacets de Montvernier, logró su mayor día de gloria.

El ciclista galo firmó la segunda etapa de su equipo tras la lograda por Vuillermoz en el Muro de Bretaña. Con tiempo para deleitarse ante su público, levantó los brazos mientras le jaleaba su director desde el coche: "Vamos, mi pequeño". Y el pequeño entró 33 segundos delante de su compatriota Rolland y un minuto sobre un grupo donde iba el colombiano Anacona, tercero.

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Los favoritos entraron de la mano a 3.02 minutos de Bardet. Froome salvó jornada previa a los dos "etapones" alpinos en La Toussuire y Alpe D'Huez en idéntica situación. Nairo Quintana sigue a 3.10 del británico, Alejandro Valverde a 4.09, Geraint Thomas a 6.34 y Alberto Contador a 6.40.

Una etapa marcada por una aventura inicial de donde salió el vencedor, en un recorrido con siete puertos, que apenas ofreció respiro, en el que los gallos de la general debían salir a escena en dos puntos claves: el Col del Glandon (categoría especial, con sus 21 kilómetros de ascenso) y los inéditos Lacets de Montvernier.

Dolido tanto en lo físico como en su orgullo tras la caída en la víspera, Contador atacó en el último tramo del Glandon, pero la iniciativa tuvo más de corazón que de piernas. El madrileño fue alcanzado en la bajada. Apenas se inmutó Froome, muy seguro y siempre protegido por algún compañero del Sky.

Contador parece resignado a su suerte y ya duda hasta de sus opciones de alcanzar un escalón del podio. Tiene a Valverde a 2.30 minutos, pero su moral se quebranta. "Será casi imposible que Valverde pierda esta oportunidad", dijo.

También sacó Nibali su habitual carta de atacar cerca de la cima y lanzarse en picado. Lo hizo en el Glandon, pero le siguió Nairo Quintana y el propio líder. La maniobra sirvió para poner en apuros a Valverde. El murciano también logró contactar cuesta abajo.

La jornada tenía el segundo punto caliente en los Lacets de Montvernier, a 10 de meta, un inédito puerto de 3,1 kilómetros al 8,1 por ciento. Se trata de una de las carreteras más espectaculares del Tour, con 18 "lazos" que se suceden en paralelo para salvar los 400 metros de desnivel entre el Valle de l'Arc y el pueblo de Montvernier.

Una carretera estrecha, donde apenas cabe un coche, sin público, donde Bardet pasó a la pequeña historia del Tour al coronar en cabeza, ya camino de su estreno en el Tour. Por detrás Froome y sus hombres esperaban más ataques. Y llegaron. No con mucha contundencia, pero al menos algunos lo intentaron.

Tras otra intentona cardíaca de Contador, una aceleración de Nibali descolgó unos metros a Froome. ¿Un espejismo?. Si, el líder, como siempre, no se alteró. Enseguida se metió en el grupo. De momento no hay manera de cantarle las cuarenta. Si La Toussuire hoy o el Alpe D'Huez mañana no dicen lo contrario, el Tour está decidido.