Sergio García peleará otra vez por un grande en una última jornada de "grande". El español escaló ayer posiciones hasta meterse entre los mejores en la tercera jornada del Abierto británico de golf, que se disputa esta semana en el histórico recorrido de Saint Andrews y que por segunda vez en su historia finalizará un lunes tras los aplazamientos vividos durante el fin de semana.

García se anotó cinco 'birdies' y acabó con un resultado acumulado de nueve bajo par, en medio de un grupo formado por una quincena de golfistas con claras opciones de conquistar la victoria. Y entre ellos muchos de los mejores del mundo.

"Me encanta este torneo. Después de la Ryder Cup es mi competición favorita y he tenido la fortuna de jugar bien en los Open británicos", dijo García, que disfrutó de la ronda en compañía del estadounidense Jordan Spieth, ganador de los dos primeros grandes de 2015, el Masters de Augusta y el Abierto de Estados Unidos.

El castellonense llegó descansado, después de haber terminado el día anterior con dos 'birdies' una segunda ronda de 28 horas, y caminaba sonriente y dicharachero arropado por el público de Saint Andrews.

"Aquí saben mucho de golf y me demuestran un cariño impagable. Siempre que tengo la oportunidad lo disfruto con ellos", dijo García, que tuvo posibilidad de empatar con los líderes provisionales con algo más de fortuna en los 'greenes'.

El otro español en liza durante las dos últimas jornadas, el canario Rafa Cabrera-Bello, tiró de su potencia desde el 'tee' y su juego metódico para remontar posiciones, aunque su cuatro bajo el par acumulado lo deja en la segunda mitad de la clasificación.

El día lo cerraron igualados en cabeza con doce bajo el par el australiano Jason Day, el sudafricano Louis Oosthuizen, y la gran revelación de esta 114 edición del Open británico, el aficionado irlandés Paul Dunne. "Spieth es uno de los jugadores a los que hay que ganar, pero no es el único, hay muchos jugadores muy buenos en los primeros puestos", dijo García.

Por si fuera poco, en Saint Andrews se anuncia un día de viento a medida que avance la jornada lo que puede convertir el final en una verdadera locura. Pocas veces una última jornada de Open Británico se anuncia tan excitante.