Cerca de 230 equipos iniciaron la temporada gallega de la categoría alevín, en las siete delegaciones. El pasado domingo, tras meses de fase liguera y cruces, solo dos quedaban en pie: Celta Bosco y Villagarcía, los mismos rivales que habían disputado la final copera al inicio de la campaña, con triunfo vigués. Que se ha repetido. Las celestes ganaron por 70-48. Reinan de forma indiscutible.

Es una conquista que en el club se ha saboreado con fruición. "Tiene un significado especial para nosotros", reconoce Carlos Colinas, entrenador del primer equipo y coordinador de toda la estructura. Es el éxito "de la primera generación integramente formada en la Academia", explica.

El Bosco decidió en 2011 incrementar su trabajo en el minibásquet. Ya que las jugadoras no se federan hasta los ocho años, el club decidió que iniciaría antes la captación para ampliar la base de su pirámide humana. Aroa López, Noa Padín, Ana Estévez, Inés Pérez Araújo, Helena García Mouriño, Andrea Felipe, Lucía Martínez, Carlota Isorna, Raquel Vázquez, Laura Andreu, María Díaz y Nerea González, las recién proclamadas campeonas, empezaron juntas ese verano. La mayoría, sin noción alguna del baloncesto, con excepciones como la de Inés, hija de la legendaria Ángeles Araújo y hermana de María, jugadora del primer equipo. Crías, en todo caso, que han ido descubriendo juntas un mundo nuevo. "Se ha realizado con ellas un trabajo metódico, duradero, combinando la introducción al conocimiento del juego con la convivencia y el desarrollo de habilidades", detalla el coordinador.

En este punto de su aventura, el grupo ya ha adquirido una personalidad baloncestística concreta: "Practican un juego muy dinámico, se pasan bien el balón y no las traumatiza jugar una final. Disfrutan mucho más de lo normal", indica Colinas y las pruebas lo refrendan.

La plantilla, de nacidas entre 2003 y 2004, trabajó los dos años de benjamín a las órdenes de Pedro Fernández y estos dos de alevín, bajo la batuta de Juan Vecina. La mitad de ellas, como infantiles, se pasan el próximo curso al baloncesto grande. Conquistar el título gallego era, en cierto modo, la clausura perfecta de esta primera etapa. El camino prosigue.