"Ha tenido una carrera de la que puede mirar hacia atrás y sentirse satisfecho. Las lesiones han sido muy duras con él", valora Berizzo, entrenador y a la vez excompañero de Oubiña como jugador. El argentino le ofreció al centrocampista un puesto en la alineación inicial ante el Espanyol, el tiempo que quisiese. "Me hubiese gustado una despedida en el campo y de hecho lo conversé con él pero hasta el último instante prefirió ser honesto y decirme: 'Mejor lo hago como quiero y me despido como deseo porque el campo me queda lejos'. Acepté sus explicaciones, por supuesto, y le deseo que a partir de cuando deje de jugar entienda que lo que queda es tan hermoso como lo que pasó".

Oubiña explica esa renuncia a vestir por última vez la camiseta céltica en un partido oficial. "Es evidente que es algo que he pensado, pero a veces la naturaleza te lo impide. Hubiese sido importante. En su día cometí un error, que fue jugar mientras yo no me sentía competitivo. Y es un error que no quiero volver a cometer". No lo especifica, pero se refiere sin duda a aquellos 15 partidos de la temporada 2008-2009, con su rodilla entre operaciones.

"El fútbol es demasiado serio y fue demasiado importante en mi vida como para estar en un campo por estar. La única opción que yo hubiese tenido de jugar habría sido que me sintiese competitivo. Si no, no tiene sentido", abunda el vigués. "El fútbol consta de muchas partes. Hay momentos para la diversión, que corresponden a otras categorías. Lo que más me ha gustado del fútbol profesional, por lo que más he disfrutado, es que se trata de ser mejor que el contrario. Si yo hubiese estado en un campo de fútbol mañana, no habría tenido posibilidades de intentar ser mejor que el contrario. Entonces no tiene sentido".