Las redes sociales se inundan de mensajes de cariño hacia Oubiña: de inquilinos actuales del vestuario, excompañeros y aficionados reunidos en Twitter mediante el hashtag #GrazasCapitán. Oubiña cose edades igual que cosía ataque y defensa; él, que llegó a disputar la Champions y experimentó después, en sus carnes, el proceso de declive y resurrección del Celta.

Ese papel de figura de transición entre épocas también se palpa entre los asistentes a su rueda de prensa. Está allí Manolo, de pie tras Oubiña, como mascarón legendario del club. El Gran Capitán genuino, con sus 463 partidos en dieciséis temporadas. Mucho más que Oubiña y sin embargo, le cede con gusto el apelativo. "Ha sido un digno sucesor. Debe quedar como gran capitán para toda la vida. Ha mostrado un nivel altísimo en el campo y fuera del campo. Ha tenido muy mala suerte", dice, lamentando sus lesiones. "Como si él se queda ese apelativo. No me importa para nada. De todas formas ha habido más capitanes en el Celta que pueden estar ahí, con nosotros".

A Manolo, como despedida, le organizaron un partido de homenaje que abarrotó las gradas de Balaídos. Oubiña se va entre parabienes y rituales. El excentral agradece que el club sepa despedir a sus jugadores emblemáticos, lo que no siempre sucedió en otras épocas. "Hay una gran conexión entre los jugadores, la junta directiva? El apoyo a Borja es total y absoluto. Eso demuestra que se están haciendo las cosas muy bien", certifica.

Goldar, capitán del Celta B, acude como espectador, por decisión propia. Se sienta en la última fila, atento a cada palabra, sin querer figurar en las fotografías. Posee recuerdos de sobra con Oubiña: "He tenido la suerte incluso de compartir campo con él, el día que debuté. Siempre me apoyó. Cuando llegué en alevines Borja ya era la cara del Celta. Te das cuenta de su importancia humana a medida que vas creciendo". Para Goldar, cada acto de Oubiña constituye una lección magistral: "En el día a día, en la notoriedad que él tiene, lo que puedes aprender en todo lo que él hace, desde que llegas a las nueve de la mañana y vas al gimnasio hasta esta despedida. Ha sido una rueda de prensa impresionante, para guardar y poderla ver en cualquier momento. Es un ejemplo a seguir en el Celta y en la vida".

Berizzo, en una charla en Monte da Mina, relataba el martes que en su época de jugador Oubiña era el único canterano. "Los veteranos lo mirábamos como diciendo: 'Si levantas la cabeza, te la bajamos de un plumazo'". Berizzo añadía: "Ahora tengo nueve canteranos y cuatro que suben a entrenar y le dicen a los veteranos: 'Si os dormís, os comemos'". Oubiña abrió esa revolución. "Según lo que él mismo me pudo contar, en aquellos momentos subir al primer equipo no se veía claro", indica Goldar. "Gracias a él, y a jugadores como él, se ha abierto un camino".