Cuatro miembros del Gimnasio Simón participan en el Campeonato Gallego de boxeo olímpico, en A Coruña. Lucía Fernández sale campeona. Pablo González cae en el primer combate. Rubén Martínez, en el segundo. Se luce Alberto Loureiro, nuevo campeón gallego júnior en semipesado, con el mérito añadido de mantener las piernas a ras de suelo. Porque lo suyo es el kickboxing.

Loureiro exhibe su contundencia en el cuadrilátero coruñés. A Elías Mayobre lo noquea en el primer asalto; a Iago Bustos, en el tercero y último. "Hasta ahora iba de niño, siempre humilde. Ha cogido agresividad", valora Simón González, el tantas veces campeón mundial de kickboxing, entrenador del púgil de 17 años en ambas disciplinas. Simón augura: "A Alberto le queda mucho por delante, pero tiene futuro. Nos va a dar alegrías".

Loureiro sintió desde niño afición por los deportes de contacto o semicontacto. Se inició en el taekwondo. Hace un par de años apareció por el gimnasio de Simón, que lo encaminó con naturalidad hacia el kickboxing. "Siempre he tenido buena pierna. Es mi punto fuerte", acepta el joven. Había indicios, sin embargo, de que también podía funcionar en boxeo. "Me gustan las esquivas, moverme en las cuerdas, cosas que en el kickboxing no se hacen tanto", explica.

Simón detectó esta polivalencia en su discípulo. Hace algunas semanas le propuso prepararse para el Campeonato Gallego. Loureiro, que solo había disputado un combate de boxeo, tuvo que hacerse a las nuevas rutinas, como la renuncia a la patada o los matices en el juego de pies. "Al principio se me hizo complicado", admite. "Cuesta adaptarse. Ponerme los botines ayudó y poco a poco, en los entrenamientos, le fui cogiendo el tranquillo". También tuvo que incrementar los ejercicios aeróbicos en sus entrenamientos para bajar peso y a la vez intensificar el trabajo con las pesas para acerar el músculo. "Ha sido duro", certifica. Alzarse con el título gallego en su primer torneo es la recompensa.

Aunque las interferencias entre modalidades sean un obstáculo, también enriquecen su catálogo. "Practicar boxeo, por ejemplo, me ayuda a realizar en kickboxing combinaciones más largas con los puños, que es como sueles conseguir el KO", analiza Loureiro.

Simón González también considera que a Loureiro le conviene alternar las dos disciplinas. Es como diseña los próximos pasos en su carrera. "Eso le permitirá tener mayor actividad", argumenta el entrenador. "Podrá participar en quince o veinte veladas al año". Loureiro disputará a finales de mayo el Campeonato de España de boxeo y justo un mes después el de kickboxing. La reprogramación mental que tal calendario exige es clave.

A más largo plazo, en algún punto concreto de su biografía, Loureiro no oculta que le gustaría probar a nivel profesional. Y en caso de optar, si tuviese que especializarse para rentabilizar mejor sus esfuerzos, parece inclinarse hacia el kickboxing. "Es más difícil, no todo el mundo puede manejar las piernas"; comenta el vigués. "El boxeo profesional, además, es también muy bonito, pero más duro. La mayoría de los golpes van a la cabeza".