Tomas Berdych logró su segunda semifinal consecutiva en el Abierto de Australia al dejar fuera de combate a Rafael Nadal, ganador en 2009, con una demoledora victoria por 6-2, 6-0 y 7-6 (5) en dos horas y 13 minutos. Nadal llevaba 17 triunfos consecutivos contra el jugador checo desde hace nueve años. De haber ganado, el español hubiera roto el récord histórico de victorias consecutivas sobre un rival. Pero vio su racha cortada de forma fulminante, arrolladora, por el juego destructivo de Berdych, que estrena este año entrenador con el venezolano Daniel Vallverdu, que colaboró con Andy Murray. El checo, que no ha cedido un set en cinco partidos, se medirá por un puesto en la final precisamente a Murray, que eliminó a la nueva sensación australiana, Nick Kyrgios, por 6-3, 7-6(5), 6-3.

Nadal se vio dominado en todos los aspectos del juego. Cedió su saque cinco veces, y en dos lo entregó con doble falta. Dejó mucho campo a su adversario con el resto, y ahí Berdych actuó letal a media pista. Pisó demasiado los fondos y no pudo llevar la iniciativa.

Rafael Nadal negó dos veces, una en inglés y luego en español, que jugara lesionado, aunque los dos primeros sets probaron que no corrió como acostumbra. También las imágenes de televisión fueron testigos de cómo tomaba una pastilla a comienzos del tercer set, en el descanso del 3-2 y luego pasados unos minutos, el zurdo de Manacor ofreció más resistencia a su rival, que le había ganado los dos primeros parciales en 55 minutos.

"No sucedió nada, me siento bien. Es así", comentó en inglés. "Son cosas que pasan en los partidos, nada que haya afectado y que vaya a ensombrecer una victoria justa como la de Berdych", remató luego en español Nadal, objetivo de las cámaras cada vez que se tocaba el abductor derecho. "La competitividad te la da la competición y a mí en los últimos siete meses me ha faltado competir", señaló.