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El Celta recoge un botín escaso

Un Celta notable detiene la caída

El equipo vigués se sobrepone a sus errores para firmar un empate con el Valencia que sabe a poco frente a un poderoso adversario

Sergio Alvarez "vuela" para detener el remate de Paco Alcacer en el primer tiempo. // Marta G. Brea

Un Celta notable, vivaz y ambicioso, tuvo que conformarse con un meritorio empate, después de superar con claridad sobre el terreno de juego a un rival de tanto fuste como el Valencia, que se presentaba en Balaídos en el mejor momento de los últimos tiempos, espoleado por su triunfo frente al Real Madrid la pasada jornada en Mestalla.

El conjunto de Berizzo desplegó un gran fútbol y logró sobreponerse a momentos de suma dificultad, pero pagó de nuevo un excesivo peaje por sus errores en ambas áreas, pues indultó en el primer tiempo al conjunto che y regaló, prácticamente en su único error de bulto, un gol a su poderoso adversario. Un botín escaso, que no refleja la superioridad del equipo celeste sobre el terreno de juego, pero al menos detiene la caída y dibuja un prometedor cambio de escenario.

cambio de dibujo

Tal como anunció la víspera, Berizzo modificó el dibujo en busca de una mejora en las prestaciones ofensivas que pusiese fin a la devastadora sequía goleadora que asolaba al equipo desde el pasado 1 de noviembre. El técnico retrasó la posición de Radoja, que jugó como tercer central, y adelantó a los dos laterales (ayer Mallo y Jonny), que jugaron más abiertos, y con mayor libertad para progresar por el carril. En medio campo, Augusto y Krohn-Dehli formaron un inédito doble pivote con Pablo Hernández por delante, como media punta natural, precediendo al dúo de delanteros: Orellana y Charles. El 4-3-3 que hasta la fecha había sido inamovible para Berizzo dio paso a un 5-3-2, prácticamente calcado al empleado por Nuno Espíritu Santo en el Valencia, que también formó con tres centrales (Mustafi, Otamendi y Orban), dos carrileros (Barragán y Rodrigo), tres centrocampistas (Enzo Pérez, Parejo y André Gómes) y dos delanteros (Alcácer y Negredo).

El nuevo traje sentó bien al Celta, que presionó alto e intenso, circuló la pelota con velocidad, explotó con eficacia el recurso de las bandas y generó no pocos problemas a la ordenada zaga del Valencia, un equipo que destaca por su buena ocupación del campo y que tuvo que multiplicarse para cerrar las grietas que le abrió el cuadro celeste. Infelizmente, el conjunto vigués se mostró, una vez más, sumamente incompetente en la finalización de las jugadas.

ni de penalti

La maldición goleadora que asola al Celta parece cosa de meigas. Resulta incomprensible que un equipo capaz de generar semejante caudal de ocasiones llevase tanto tiempo sin ver puerta. Ni de penalti fue capaz de marcar el Celta, que desperdició miserablemente dos ocasiones diáfanas antes del descanso para poner fin a su desgracia. El dilapidador fue Orellana, que regaló al Valencia un mano a mano tras una inteligente jugada de Pablo Hernández, que aprovechó un error de Otamendi para filtrar un pase al área que dejó a su compatriota solo ante Diego Alves.

En el colmo de la inoperancia, Orellana falló camino de la media hora de partido un penalti hábilmente forzado por Charles. El chileno no levantó la cabeza para comprobar que Alves, el mejor especialista de la Liga en los 11 metros, se lanzaba a su derecha y permitió al rival seguir con vida.

doble error defensivo

A perro flaco todo son pulgas. El refrán describe con detalle lo que ayer le sucedió en el primer tiempo al Celta, que volvió a pagar una elevadísima factura por un único error defensivo de calado. De nuevo, el gol le llegó en un doble despiste monumental, primero de Fontás, con un deficiente pase a Jonny interceptado por Rodrigo que el excéltico convirtió en gol con el beneplácito de Sergio, que se tragó un remate aparentemente fácil. En una muestra de respeto, Rodrigo no celebró el gol.

la baza de nolito

Ante semejante panorama, Berizzo no tardó en jugar la baza e Nolito, que suplió a Hugo Mallo, lastimado en el primer tiempo. Orellana ocupó entonces el carril derecho en una segunda parte con un guión bastante similar al del primer acto, con el Celta al mando y el Valencia a la expectativa. Y, entonces, de repente, el gol llegó a balón parado. Lo anotó Orellana que se redimió al cruzar un centro desde la esquina lejos del alcance de Alves. El chileno, que no anotaba desde la tercera jornada de Liga, ponía así fin a la peor racha goleador de la historia del Celta: 726 minutos sin marcar. El tanto de Orellana espoleó al equipo vigués, que imprimió una marcha más a su juego. Nolito primero, con un buen disparo lejano que repelió Alves, y más tarde Charles, con un buen control en el área luego mal definido, cortejaron la victoria. La más clara la tuvo, sin embargo, otra vez Orellana, que cruzó en exceso un gran centro de Nolito con el tiempo casi cumplido.

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