Hacía tiempo que el remo gallego no generaba un producto como Jaime de Haz Iraurgui, desde el domingo campeón del mundo sub 23 formando parte del cuatro sin de la selección española. Sucedió en Varese, en Italia, en una mañana en la que los españoles volaron literalmente sobre las aguas del lado para conquistar la medalla de oro. Sorpresa solo en parte porque el vigués recuerda que "sabíamos que nuestro bote era rápido, pero no en comparación con el resto de rivales. Allí nos fuimos dando cuenta de que las cosas iban bien, que estábamos a un nivel muy alto y que había posibilidades".

Todo llegó gracias al enorme trabajo realizado estos meses, en los que la Federación Española compuso un bote nuevo con esperanzas de que funcionase. Algo que tiene un mucho de ciencia y un poco de tiro al aire. "Nunca sabes cómo van a salir esas cosas" recuerda Jaime de Haz. El vigués se integró en ese nuevo equipo y no tardaron en llegar las "buenas sensaciones". "Tienes intuición de que las cosas van a funcionar bien. El barco se acopló perfectamente, remábamos bien, pero solo faltaba por ver si áramos realmente rápidos y al final resultó que sí", comenta. Y eso que hubo que hacer frente a serias dificultades porque por diferentes lesiones el remero vigués no pudo entrenarse con el resto de sus compañeros y en apenas unos meses tuvo que recuperar mucho tiempo perdido: "Creo que fue a partir de primavera cuando pude empezar a entrenarme con regularidad con ellos. Demasiados problemas físicos, lesiones que tuve en la espalda. Me ralentizó un poco en la preparación y al final en apenas unos meses tuvimos que prepararnos con el objetivo puesto en el Mundial". Para ellos, que acaban la edad sub 23 esta temporada,la cita de Varese era especialmente importante: "Queríamos irnos de la categoría con el mejor sabor de boca y llegar a la absoluta con el título. Al final todo fue como un sueño".

Problema añadido para el joven vigués fue el peso, factor determinante en el remo ligero. La media de los componentes del barco tenía que estar en los setenta kilos y Jaime de Haz tiene el "hándicap" de ser con diferencia el más alto del grupo. Acostumbrado a moverse en torno a los ochenta kilos, de repente se vio en la situación de ponerse en 72,5 kilos. "Me dieron ese margen de dos kilos y medio más porque algunos de mis compañeros son algo canijos. Pero no fue sencillo". El remero se ve obligado por ese motivo a un trabajo extra, a un entrenamiento dominado por el trabajo aeróbico para ponerse en llegar a ese peso. Y hambre, por supuesto: "Mucha. Es de lo peor, porque el esfuerzo que hay que realizar es muy fuerte. Al principio costaba menos estar en el peso, pero ahora es más complicado. Es verdad que aprendes a conocerte mejor y al final eres capaz de llegar a esa situación de un modo mucho más sencillo, pero es realmente complicada. Es verdad que luego la recompensa ha sido muy grande".

La vida de Jaime de Haz en el remo no deja de ser curiosa. Llegó por casualidad a ese deporte. Lo hizo acompañando a un amigo que jugaba al fútbol y al que recomendaron el remo para recuperarse de una lesión: "Me pidió que fuese con él porque al principio no conocía a nadie. Me dijo que cuando comenzase a hacer amigos yo podría dejarle solo. Al final él lo dejó y yo fuí el que me quedé enganchado a este deporte". Seis años han pasado. Comenzó a remar con 16 y ahora ya piensa a lo grande, en la cita olímpica.

Pero antes tienen que suceder muchas cosas. Jaime de Haz, como el resto de sus compañeros menos uno que seguirá en sub 23, pasa a categoría absoluta. Ahora peleará, incluso con quienes el domingo compartió podio, por ganarse una de las plazas en el bote de cuatro sin que España intente colocar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. Paradojas de la vida, sus compañeros hace unas horas serán rivales en el futuro inmediato en busca del sueño de ser olímpicos: "Es difícil prever nada. Podemos entrar uno en el bote, dos, tres, o ninguno. Es imposible vaticinar nada. Pero está claro que de repente son tus rivales y ellos son los que tratan de ganarse lo mismo que tú". Aunque no se obsesiona con la posibilidad de ser olímpico no niega que ronda su cabeza: "Te metes en este mundo con esa idea, es la meta que persigues y yo pelearé por ella".