El Somozas de Michel Alonso hizo historia al materializar el ascenso a la división de bronce del fútbol español. Lo hace por primera vez en su historia, y en una temporada larga y dura, donde hace unos meses perdía la vida su presidente y alcalde de la localidad, Manuel Candocia, mientras presenciaba un partido de su equipo. Era el verdadero "alma mater" de este equipo y en las primera celebraciones nadie se olvidó de él y las primeras dedicatorias fueron directas al cielo. El 1-5 de la ida le pesó mucho al equipo canario, que desde el principio quiso ir cuanto antes a sumar los goles que necesitaba. A veces lo hizo con precipitación. Enfrente un equipo muy serio y que guardó muy bien la compostura defensiva, que le valió para mantener la importante renta obtenida en Tenerife. Jorge fue el autor del único tanto que registró el marcador cuando ya expiraba el encuentro.

En la primera mitad, el Somozas se dejaba dominar y, de vez en cuando, el Tenerife B asustaba por su velocidad y calidad. Pronto Michel Alonso, inquieto, se levantó dando más órdenes en cuanto a lo que tenía que apretar su equipo. De esta forma fueron transcurriendo los minutos sin apenas sustos para los locales, que supieron "maniatar" a los hombres clave del conjunto canario.

Las prisas jugaron una mala pasada a los visitantes, ya que unas veces por precipitación y otras por acierto de la retaguardia local, sus ocasiones siempre morían en la frontal del área, mientras que los de Michel Alonso, con el pase resuelto en la ida, no quisieron hacer más herida al rival. Con el 0-0 inicial se llegó al descanso.

En la segunda parte, el partido fue más tranquilo para la parroquia local. En la grada, el público no se rendía y animaba sin parar para cantar un gol que certificase todavía más la amplia renta. El sueño estaba cerca pero nadie quería dejar pasar la oportunidad de vibrar con ello.

Este segundo tiempo fue coser y cantar para la escuadra local, que con el paso de los minutos veía cada vez más cerca el sueño que tanto querían ver materializado. El último cuarto de hora no se jugó nada. Incluso con el gol anulado hubo gritos de fiesta en el graderío. El tanto de Jorge cuando el encuentro llegaba a su conclusión fue una mera anécdota. Apenas quedaba tiempo para la reacción y los tinerfeños tenían asumido que el tren del ascenso se había quedado en su tierra. El resultado de la ida había pesado como una losa en el filial del conjunto chicharrero.

Todo quedó para el final, cuando As Somozas entera miró al cielo para celebrar un hito: el ascenso de un club modesto, humilde y honrado.