Brasil y México se citan hoy con el objetivo de garantizar su clasificación a octavos con una jornada de antelación y con el telón de fondo de una reciente historia de partidos reñidos e igualados. Tanto el anfitrión como México debutaron en el Mundial con victoria.

Si la lógica se impone, el equipo de Scolari es el favorito absoluto para este choque y así lo ha reconocido hasta el técnico mexicano, Miguel Herrera. La gran ventaja de Brasil será jugar en una calurosa ciudad del noreste del país como Fortaleza, donde la afición "verde-amarela" es si cabe más ardorosa.

Hace casi un año, el 19 de junio de 2013, el empuje de la afición brasileña de Fortaleza fue un factor importante en la victoria de la Canarinha por 2-0 ante México en la Copa Confederaciones.

Después de ese encuentro, la selección mexicana ha experimentado una profunda reforma, comenzando por su banquillo, donde Miguel Herrera sustituyó a José Manuel de la Torre. Si le toca mirar al pasado, la selección mexicana prefiere aferrarse a otros precedentes. Un partido que se recuerda en ambos lados y de sabor amargo para la pentacampeona del mundo es la final de los Juegos de 2012, cuando México se colgó el oro al derrotar por 2-1 a un equipo en el que estaban Thiago Silva, Marcelo, Hulk o Neymar.