Nunca nadie lo había conseguido antes. Conquistar durante una década (2005-2014) al menos un torneo de Grand Slam cada año. Ni Federer, que lo ha ganado todo, ni Sampras, por nombrar a los dos tenistas que suman más títulos grandes -el norteamericano empatado ahora a catorce con Nadal- se acercaron a la gesta del tenista mallorquín. Su conquista tiene todavía más mérito si se tiene en cuenta que su carrera ha estado plagada de lesiones. La enésima hazaña del tenista de Manacor abre el debate sobre quién es el mejor de todos los tiempos.

El título honorífico, siempre muy cuestionable por la diferencia de épocas, se ciñe entre el propio Nadal, Federer y el australiano Rod Laver. Sampras queda descartado porque, a pesar de lucir catorce grandes, Roland Garros falta en su palmarés. El australiano sumó once grandes, pero podrían haber sido más porque durante cinco años no pudo jugarlos al haberse pasado al profesionalismo. Los ganó todos dos veces durante el mismo año (1962 y 69), una gesta al alcance de muy pocos.

Federer se merece optar al título del mejor jugador de la historia, no solo por su plasticidad en la pista, sino porque ostenta el récord de grandes, con diecisiete. En su contra, pierde el cara a cara con Nadal por un arrollador 23-10 y pudo completar el Grand Slam aprovechando la eliminación de Nadal en Roland Garros en 2009.

Nadal es el tercero en discordia. Con 28 años, aún está capacitado para aumentar su palmarés y despejar cualquier duda al respecto. En su camino tendrá que evitar a Djokovic, el único ahora mismo capaz de frenar su progresión; la pérdida de ambición, de momento intacta, y las lesiones, que le han martirizado a lo largo de su carrera.

El año a priori más crítico fue 2009. Cuando perdió el único de sus 66 partidos en Roland Garros ante Soderling, Nadal ya había acudido a su cita con los Grand Slam al conquistar su primer Abierto de Australia. Después de caer ante el sueco en París, el mallorquín renunció a participar en el torneo de Wimbledon por una tendinitis en ambas rodillas. Después, en 2012, con su séptimo Roland Garros en el bolsillo, paró más de medio año por una tendinitis en la rodilla izquierda para volver con fuerza al año siguiente, cuando sumó otros dos grandes, su octavo Roland Garros y su segundo US Open.

Cuando en 2005 consiguió el primero de sus nueve títulos en París, siendo el primero que lo hacía en el año de su debut desde Mats Wilander en 1982, ya se intuía que Nadal estaba hecho de una pasta diferente. Sobre todo en tierra. Resolvía, y resuelve, sus partidos con una superioridad pasmosa, hasta el punto de que ahora mismo, y salvando los 'accidentes' de Ferrer y Almagro este año en Montecarlo y Barcelona, respectivamente, Djokovic parece ser el único en condiciones de ganarle sobre arcilla. De hecho, el serbio puede presumir de ser el hombre que más veces ha derrotado al mallorquín sobre polvo de ladrillo, cuatro veces, eso sí, por catorce derrotas, contando la del domingo.

Desde que debutara en categoría profesional en 2003, Nadal solo ha perdido quince partidos en tierra. En total, 45 títulos sobre esta superficie que le colocan a uno solo del argentino Guillermo Vilas como el que más veces ha vencido en esta superficie. Su registro en partidos a cinco sets en tierra es de locura: 90 victorias por una sola derrota, la ya reseñada de Robin Soderling en 2009.

Nadal ha ganado a los mejores. Cinco veces a Federer, cuatro de ellas en finales de Roland Garros (2006, 07, 08 y 11); seis a Djokovic (en 2012 y 14 en finales), a Soderling (2010), en la revancha del año anterior, y al argentino Mariano Puerta en 2005.

Ya son varios extenistas de primer nivel los que se han atrevido a pronosticar que el décimo título de Nadal en Roland Garros será en junio del año que viene. Mats Wilander, triple vencedor en París, titula su artículo en L'Equipe: "Rafa ganará el décimo". Basa su contundencia en que ahora mismo "salvo Djokovic, no veo a nadie capaz de ganarle sobre tierra a cinco sets".

El norteamericano Andre Agassi, uno de los pocos que pueden presumir de haber conquistado los cuatro grandes, muestra su admiración en el mismo diario "por la capacidad mental" de Rafa Nadal. "Cuando le fallan las fuerzas, siempre tiene la cabeza para un último sprint", apunta el que fue genial tenista de Las Vegas y ganador en Pasrís en 1999.