Garbiñe Muguruza dio ayer la campanada en Roland Garros al eliminar a la número uno del mundo y defensora del título, la estadounidense Serena Williams, en una jornada en la que todos los españoles lograron el pase a tercera ronda.

Tommy Robredo, Roberto Bautista Agut y Marcel Granollers, en el cuadro masculino, y Carla Suárez, en el femenino, también ganaron.

Pero ningún triunfo tuvo tanta repercusión como el de Muguruza, un terremoto con epicentro en Eibar, ciudad de origen del padre de esta tenista de 20 años, 57 del mundo, de madre venezolana y que todavía no se ha decidido por cual de los dos países se decanta para jugar Copa Federación.

La jovencísima jugadora venció 6-2, 6-2 a su ídolo de infancia, a la tenista más fuerte del mundo, que solo tres veces antes había caído antes de alcanzar la tercera ronda de un Grand Slam.

Para Muguruza era su sexta participación en un grande, pero se comportó con el descaro y el desparpajo de una veterana y propinó a Serena la mayor derrota de su carrera en un grande. Nunca en sus 288 encuentros en Grand Slam anteriores había perdido ganando solo cuatro juegos.

Serena apareció nerviosa, incapaz de descifrar el juego de su rival, que se crecía en cada instante. La estadounidense multiplicaba los errores no forzados, 29 al final del encuentro, mientras su temible derecha solo le proporcionó 8 golpes ganadores. "Puedes ganar el torneo si sigues jugando así", le dijo a Muguruza Serena, que fracasaba en su intento de sumar su décimo octavo Grand Slam e igualar a Martina Navratilova y Chris Evert.

Carla Suárez tuvo un triunfo menos brillante. Por la entidad de su rival, la suiza Timea Bacsinszky, superviviente de la fase previa, pero también por la forma en la que lo logró, dejando escapar un set. Acabó imponiéndose 7-5, 1-6, 6-4, pero el triunfo no fue seguro hasta el final.

Entre los chicos el más épico fue el triunfo de Granollers, que remontó dos sets al ucraniano Alexandr Dolgopolov, vigésimo favorito, al que acabó venciendo 1-6, 3-6, 6-3, 6-0, 6-2 en tres horas y 7 minutos, una cura de tiempo tras haber superado la primera ronda casi sin jugar por la retirada de su rival.

Su mérito estuvo en no desconectarse en un partido contra uno de los tenistas más prometedores del circuito, de 25 años, que debió cometer el error contrario, el de dar el partido por ganado antes de tiempo.

En busca de los octavos de final, su mejor clasificación en París (2011), el catalán se las verá con un tenista muy en forma, el eslovaco Martin Klizan, que derrotó en un maratoniano partido al holandés Robin Haase, 6-1, 3-6, 6-1, 1-6, 7-5.

Apenas tembló Robredo para avanzar a tercera ronda contra el joven francés Kenny de Schepper, al que venció por 6-2, 6-3, 6-3. El catalán ha jugado cinco veces cuartos en París, ronda que no ha superado.

Bautista Agut lo tendrá más difícil, porque su próximo rival es el checo Tomas Berdych, sexto cabeza de serie, aunque su partido de segunda ronda no fue un paseo contra el kazako Aleksandr Nedovyesov, que le arrebató un set, 6-7(4), 6-4, 7-5,6-3. El español le ha ganado ya en dos ocasiones, la última en el pasado Indian Wells.

Bautista Agut, muy en forma, se deshizo del francés Benôit Paire, algo mermado físicamente, y que sucumbió 6-4, 7-6(4) y 6-2.