Sexta carrera de la temporada y sexta victoria de Mercedes. La superioridad de las flechas de plata es incuestionable en esta temporada del cambio. Y es que a las seis victorias (cuatro de Lewis Hamilton y dos de Nico Rosberg) hay que añadir sus cinco segundos puestos (cuatro de Rosberg, uno de Hamilton). Sólo les faltó el doblete en Australia por culpa de un problema en el monoplaza del británico.

En sólo seis carreras los Mercedes han abierto un auténtico boquete en la clasificación tanto de marcas como de pilotos. El alemán, líder, ya dobla en puntos (122 por 61) a Fernando Alonso, tercero con su Ferrari. Pero ese abrumador dominio de Mercedes no quiere decir que a las carreras les falte emoción, pues de ella se encargan los propios pilotos de la escudería alemana, a los que hay que agradecer con sus hechos y sus gestos esas dosis de sal y de pimienta que cada día recuerdan más la gran temporada de 1988 con el brasileño Ayrton Senna y el francés Alain Prost compartiendo el garaje de McLaren.

Senna y Prost, Prost y Senna, dejaron para la posteridad uno de los mejores duelos que ha dado la historia del deporte. El brasileño era el rápido; el francés, el estratega. Posiblemente, la conjunción de ambos daría como resultado el piloto perfecto, como a punto de firmar la temporada perfecta estuvieron en 1988, cuando -como ahora Hamilton y Rosberg- se llevaban entre ambos las seis primeras citas de la temporada. Nunca desde entonces y hasta ahora ninguna escudería había sido capaz de firmar un dominio tal, ni siquiera en la más gloriosa etapa de Michael Schumacher con Ferrari.

Seis triunfos lleva ya Mercedes este año, y el reto no deja de ser otro para las flechas de plata que las catorce victorias en quince carreras logradas en aquel 1988 por los pilotos de McLaren. Sólo Gerhard Berger (Ferrari) logró desbancarles de lo más alto del podio en el GP de Italia. Senna ganó aquel año ocho carreras por siete Prost, que acabó conquistando la corona mundial por su mayor regularidad.