Eduardo Berizzo se convertirá la próxima semana en el décimo entrenador del Celta que también perteneció al club vigués como jugador. El argentino que nació hace 44 años en la ciudad de Córdoba releva así en este listado a Eusebio Sacristán, que jugó un par de temporadas en Balaídos a medidos de los años noventa y dirigió al primer equipo celeste entre 2008 y 2010. El vizcaíno José María Peña inauguró esta relación de hijos pródigos en los primeros años de la historia de un club que también sentó en el banquillo a otros exjugadores, como Cárdenes, Armando Márquez, Yayo, Pepe Villar, Pedrito y Novoa.

Berizzo, que sustituye a Luis Enrique Martínez emprende idéntico viaje que el asturiano, que tras dirigir al Celta se ha hecho cargo del Barcelona, en el que jugó durante ocho temporadas. Ambos incluso coincidieron como adversarios en el terreno de juego, pues el argentino se instaló en Vigo, procedente del Olympique de Marsella, en enero de 2001. El defensa central se convirtió en una de las piezas básicas del equipo que entonces entrenaba Víctor Fernández.

En los cuatro años y medio que permaneció en Vigo, El Toto, así se le apoda futbolísticamente, disputó 129 partidos con un equipo que en esos tiempos era un habitual en las competiciones europeas. A pesar de su condición de zaguero, Berizzo mostró durante ese tiempo su fortaleza en el juego aéreo, aprovechando las jugadas a balón parado para sumar 8 goles con la camiseta celeste, de la que se despidió en junio de 2005 para irse al Cádiz, en la que sería su última temporada como futbolista.

De regreso a casa, Berizzo decidió prepararse para ejercer como entrenador, profesión por la que ya había mostrado interés en su etapa como futbolista. Como maestro tuvo a Marcelo Bielsa, que tras dejar la selección argentina se fue a dirigir al combinado nacional chileno. Cuatro años, entre 2007 y 2011, permanecieron juntos. A partir de ahí El Toto se sintió preparado para emprender su aventura en solitario como técnico. Estudiantes de la Plata le dio la primera oportunidad, pero los malos resultados le llevaron a renunciar a los tres meses a ese banquillo.

En Chile volvió a encontrar trabajo. El modesto O´Higgins confió en el ahora técnico del Celta, que en tres años con el equipo de Rancagua alzó los títulos del Torneo Apertura 2013 y la Supercopa de Chile de este año.

La semana pasada, Berizzo llegó a un acuerdo con Carlos Mouriño para entrenar al Celta en las dos próximas temporadas, convirtiéndose así en el primer hijo pródigo extranjero del Celta.

La experiencia de contar con un entrenador que hubiese jugado antes en el Celta comenzó con la contratación del vizcaíno José María Peña. En 1932, el futbolista nacido en Getxo abandona el Real Madrid con 37 años. El Celta le presentó una oferta para ser jugador y entrenador, para suplir en el banquillo de Balaídos a José Planas. Alternó Peña las dos facetas durante tres temporadas, para marcharse a dirigir al Oviedo.

El tinerfeño Joaquín Cárdenes se convirtió en 1926 en el primer futbolista canario que se marchaba a jugar a la península. 68 partidos disputó con el Celta, que en la temporada 1940-1941 lo reclamó como técnico.

El primer vigués es convertirse en jugador y entrenador del Celta fue Armando Márquez, quien apenas tuvo presencia en el equipo que debutó en la máxima categoría tras la Guerra Civil. Sin embargo, fue entrenador céltico en dos etapas (45/45-52/53).

El cuarto hijo pródigo celeste fue Yayo Sanz, un santanderino que completó una década como jugador en Balaídos. Después pasó a ser empleado del club, que en la temporada 60/61 le encargó la dirección técnica.

Su amigo Pepe Villar se convertiría en el Molowny céltico. El vigués disputó 248 partidos con el Celta, al que dirigió en varias ocasiones entre los años 1966 y 1991. Sus 25 partidos en el banquillo de Balaídos los afrontó como interino, mientras se producía el traspaso de poderes entre el destituido y el que llegaba.

Otros singulares futbolistas del conjunto vigués como Pedrito y Félix Carnero también ejercieron como técnicos. El segundo incluso trabajó como secretario técnico hasta el desembarco en la presidencia del club de Carlos Mouriño, que para afrontar el proceso concursal recurrió a otro excéltico, Eusebio Sacristán. El vallisoletano disputó 67 partidos con la celeste entre 1995 y 1997. En 2008 sustituyó a Pepe Murcia y cumpletó temporada y media. Ahora dirige al Barça B.

Undécimo entrenador de la era Mouriño

El banquillo del Celta quema en los últimos tiempos. Once entrenadores han pasado por el club vigués desde 2007, año en el que asumió la presidencia Carlos Mouriño. Desde entonces, la mayoría de los técnicos han permanecido menos de dos temporadas al frente del conjunto celeste. Para el portero Yoel Rodríguez, este intenso tráfico no preocupa en la plantilla porque el equipo va en crecimiento en las últimas temporadas, desde que con Eusebio evitó el descenso a Segunda B. Mouriño se estrenó en la presidencia con Fernando Vázquez y en los próximos días recibirá a Eduardo, El Toto, Berizzo.

El dirigente del Celta se encontró a su llegada al sillón presidencial con un Fernando Vázquez, que había devuelto al equipo a las competiciones europeas tras rescatarlo de Segunda División. A diez jornadas para el final, el técnico compostelano fue destituido y en su lugar llegó Hristo Stoichtkov. El equipo descendió y el búlgaro solo aguantó siete encuentros en Segunda. López Caro se hizo cargo del equipo, que más tarde pasó a manos de Antonio López. Alejandro Menéndez, que dirigía al filial, finalizó el curso con el primer equipo.

Para el nuevo proyecto en la división de plata, Mouriño contrató a Pepe Murcia, que fue destituido mediada la segunda vuelta del campeonato tras una derrota en Tenerife.

Eusebio, otro exfutbolista del Celta, fue el encargado de salvar una delicada situación que estuvo a punto de llevar al Celta al infierno de Segunda B. Los goles de Iago Aspas al Alavés evitaron el desastre y Mouriño confió en el técnico vallisoletano para afrontar una crisis económica en la institución que obligaba a recurrir a la cantera. Eusebio promocionó a los jóvenes de A Madroa para completar una temporada sin agobios.

Para pelear por el retorno a Primera, el Celta contrató al año siguiente a Paco Herrera, que en la primera temporada alcanzó los play-off y en la segunda el ascenso. El catalán cayó a falta de quince jornadas. Abel Resino fue su sustituto y logró salvar al equipo en la última jornada. Al toledano se le rescindió el contrato del año que tenía en Vigo, a donde llegó el verano pasado Luis Enrique, al que ahora sustituye Berizzo.