Domínguez fía su futuro a una reunión con el presidente

El entrenador quiere tratar varios asuntos sobre el futuro del Octavio - "Asumo mi responsabilidad", dice sobre la campaña

Quique Domínguez. // Marta G. Brea

Quique Domínguez. // Marta G. Brea

VIGO

El Academia Octavio encara el derbi contra el Construcciones Castro Chapela (sábado, 19.00) como nunca quiso, sin ya opciones de clasificarse para el play off de ascenso a la Liga Asobal. "Afrontaremos el partido con seriedad", promete el entrenador académico, Quique Domínguez. Tras ese amargo cierre de campaña se abrirá un periodo de reflexión sobre el futuro de la entidad. Domínguez, que ha ocupado el banquillo durante más de una década, vincula su continuidad a una reunión con el presidente. Los miembros de la plantilla esperarán igualmente a conocer la situación para decidir su futuro.

Esta será la peor temporada en lo tocante a resultado deportivo en más de veinte años. En este tiempo el Octavio se había mantenido entre los veinte primeros del balonmano español -en Asobal o entre los cuatro primeros de Honor Plata-. La derrota del pasado sábado ante el Barakaldo destrozó las últimas esperanzas viguesas. "Otros resultados de la jornada nos habían favorecido. Ha sido una pena", acepta Quique Domínguez.

El Academia Octavio inició el ejercicio con una de las plantillas más poderosas. Las lesiones han ido desmochando ese potencial, además de que el presidente, Javier Rodríguez, decidió dejar sin ficha a Arkaitz Vargas cuando éste no quiso rescindir su contrato. Cerillo se rompió la rodilla en la primera vuelta. Javito, igual en la segunda. Jabato, Marcos González, Chantada y otros muchos han ido encadenando innumerables problemas físicos. Es un factor de peso, pero no el único, a la hora de explicar lo sucedido. "Ha sido un año duro en lesiones y otros aspectos", conviene Quique Domínguez. "Pero debemos ser críticos. Yo asumo la responsabilidad que me toca. Hay cosas que podríamos haber hecho mejor o que no han funcionado del todo. El equipo ha estado a un nivel alto en algunos partidos y en otros no. Yo no me quito responsabilidad", insiste. Porque el ascenso no era una obligación, "pero el objetivo sí era estar peleando por lograrlo".

Tres derrotas consecutivas en el ecuador de la competición afectaron a un Octavio que hasta entonces seguía con el liderato efectivo a tiro. "Sobre todo las derrotas en casa ante Pozoblanco y Antequera nos marcaron muchísimo". En esas citas, el adversario tenía tantas o más ausencias que los vigueses. "No estuvimos a la altura. Nos presionamos mucho". A partir de entonces el Octavio se ha movido con un margen de error mínimo, que ha agotado en los últimos tropiezos.

Casi todos los conjuntos de la División de Honor Plata, cada uno a su nivel, han exhibido un rendimiento muy desigual como locales y como visitantes. Sin embargo, el Central, desangelado, no ha sido la cancha decisiva que se esperaba. "Me sabe mal achacar a los árbitros nada. Pero los que vienen con regularidad al pabellón se han dado cuenta de que aquí es muy fácil pitar. Los árbitros no sienten presión. El ambiente los condiciona poco".

Siempre se ha dado por sentada la continuidad del preparador pontevedrés, ya fuese en ascensos, descensos o permanencias. Para Javier Rodríguez, su vinculación no necesita firmas. Domínguez, esta vez, no descarta seguir, pero tampoco lo asegura. "Tendremos que sentarnos y hablar de muchas cosas. En su momento se sabrá".

En caso de renovar, tampoco puede anticipar el técnico si podría dar continuidad a la plantilla actual: "Hay muchos factores. No quiero adelantar nada. Son años duros, difíciles, y los jugadores tienen mucho que decir al respecto".

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