La breve etapa de Luis Enrique como entrenador del Celta toca a su fin y a la vista del público. El todavía entrenador céltico se reunió ayer en su domicilio catalán con el director deportivo del Barcelona, Andoni Zubizarreta. Un encuentro en teoría secreto, pero que varios medios de comunicación revelaron y contaron en directo. Algunas fuentes anticipan un principio de acuerdo para que Luis Enrique sustituya al Tata Martino en el banquillo azulgrana la próxima temporada. La directiva céltica da por sentada la marcha del asturiano.

Luis Enrique, aprovechando los dos días de descanso que concedió a la plantilla, se encontraba ayer en su chalet barcelonés, en una urbanización de Gavá, una localidad del Bajo Llobregat. Varios periodistas se apostaron en su puerta. Mientras, otros seguían a Zubizarreta, que poco antes del mediodía partió en coche desde el Camp Nou acompañado de sus ayudantes en el staff deportivo, Narcís Julià y Albert Valentí; en dirección precisamente a casa de Luis Enrique, como se podría comprobar. Sport y Cuatro ofrecieron imágenes de ambos. No juntos, pero sí en sus coches en la misma ubicación.

Según la prensa catalana, Luis Enrique y Zubizarreta estuvieron reunidos desde las 12.15 horas hasta las 15.30. Onda Cero aseguraría posteriormente que han alcanzado un principio de acuerdo. En todo caso, la conclusión común es que Luis Enrique es definitivamente el elegido, después de que Valverde haya confirmado que prefiere quedarse en el Athletic, y que la negociación culminará antes o después. Luis Enrique siempre ha puesto mucho empeño en conservar a sus principales colaboradores en sus destinos. Aunque en la Ciudad Condal algunos manejan la posibilidad de que Puyol, amigo íntimo del gijonés, será el segundo entrenador.

Al Celta no le importa cómo se sustancie la mudanza de Luis Enrique al Barça en cuanto a duración de contrato, condiciones económicas y peticiones respecto a la plantilla azulgrana. Lo suyo es empezar a pensar en su reemplazo. En realidad, la directiva céltica consideraba muy fiables los primeros indicios de que esta vez el Barcelona sí se lanzaría totalmente a por Luis Enrique, a diferencia de lo que ocurrió el pasado verano. Así que en Praza de España eran conscientes de que deben buscar otro líder para su proyecto deportivo.

Luis Enrique firmó por dos temporadas. Le queda una por cumplir y la cláusula de rescisión para ambas partes es en este punto del contrato de tres millones de euros (era más elevada antes). Un requisito legal que a la postre es un mero formulismo que no tendrá valor efectivo. El técnico y el presidente del Celta, Carlos Mouriño, alcanzaron hace tiempo una especie de pacto de caballeros: si Luis Enrique era destituido, cobraría solo hasta el último día de su trabajo como céltico; si quisiese cambiar de equipo, Mouriño tampoco le pondría impedimento. Por tanto, el entrenador se irá gratis. Otra cosa es que pueda facilitar la cesión al club olívico de algunos de los jóvenes talentos del Barça que puedan resultar interesantes en Vigo.

La agenda que se había marcado el Celta hasta ayer por la mañana era esperar a que pasase el partido contra el Real Madrid y conocer de boca de Luis Enrique sus planes la próxima semana, ya que Mouriño no se encuentra en Vigo. La exposición pública de la reunión con Zubizarreta podría acelerar un encuentro que debe hacer oficial lo que todo el mundo sabe y ha visto.