Reunión de altos vuelos en el garaje de Ferrari para seguir la carrera de Baréin, con el patrón Luca Cordero di Montezemolo y el banquero Emilio Botín, principal patrocinador de la escudería y entusiasta seguidor de Fernando Alonso, al frente. Ilusión por ver al "cavallino" dar un salto al frente; decepción tempranera al comprobar que ese paso lo daban otros (Red Bull).

Montezemolo torció el gesto cuando sólo se habían cumplimentado cinco de las 57 vueltas. El Force India de Hulkenberg superaba entonces al F14T de Alonso y el ovetense lamentaba por radio la falta de potencia de su motor. Acababa de perder una de las dos plazas ganadas en la salida a Magnussen y a un Raikkonen al que el semáforo verde había pillado dormitando.

El baile de los cambios de neumáticos mantuvo la atención en el garaje italiano. Llegó a colocarse quinto Alonso, pero son más los que adelantan a los coches rojos que los adelantados por ellos. El F14T "quema" más los neumáticos este año y en Baréin necesitará tres cambios por los dos de otras escuderías.

Empiezan a aparecer las caras largas. Montezemolo no se corta. Maldonado embiste con su Lotus al Sauber de Esteban Gutiérrez y el coche de seguridad marca el final para el patrón de Ferrari, que, muy serio, abandona el box dando por terminada la carrera por adelantado. ¿También la temporada? La falta de potencia y de tracción del F14T es evidente. Y no sólo tras las escuderías con los V6 de Mercedes sino también tras los Red Bull con motor Renault. A Fernando Alonso ya le separan 35 puntos de Rosberg y Ferrari es quinta en la de marcas tras Mercedes, Force India, McLaren y Red Bull.

Montezemolo se va. Ojos que no ven, corazón que no siente.