Once de los quince jugadores del Construcciones Castro trabajan. Otros cuatro, Óscar, Adrián, Marco y Nando, estudian. Varios viven fuera. El equipo chapaleiro se entrena "a unas horas en las que otros rivales se van a la cama", comenta Teixeira y no es tan exagerado. La plantilla inicia las sesiones -cuatro por semana- a las 21.30 horas. Iago Cuadrado, sin embargo, llega a las 22.30 de la empresa de automoción radicada en Gondomar en la que labora. A Fran Camino, que procede de Pontevedra, le sucede lo mismo. Fabián suele presentarse a las 22.15. Si aparecen, sus compañeros saben que ese día el entrenamiento se alargará hasta las 23.30. Porque a veces, si sufren retrasos o contratiempos, alguno se ausenta. Le pasó a Celti en dos días de la semana pasada.

Mientras a unos les conviene el horario nocturno, otros han de adaptar su sueño. Chema Cid empieza a limpiar las calles de Vigo a las cinco de la madrugada. Marco prepara oposiciones en Santiago. De camino suele recoger a los compañeros de Pontevedra: Toño Lafuente, Pablo Casal, Pablo Vidal y Fabián. El club le ha dejado a Marco para que se desplace el coche que Renault les cede por convenio de colaboración. Hasta bien entrada la una de madrugada no estará de vuelta en su domicilio compostelano. Celti reside en Tui.

En el pabellón les espera Fran Teixeira, que reconoce: "Encima de trabajar tanto, después tienen que aguantarme durante dos horas". El entrenador les exige intensidad, pero a veces no deja de dolerse por el cansancio mental o físico que palpa en sus jugadores. Porque el capitán Ángel, por ejemplo, es profesor en un gimnasio y puede aparecer con los gemelos agarrotados. Los lunes, especialmente los posteriores a un desplazamiento, resultan especialmente duros. Raúl y Adrián, fisioterapeutas del Coruxo, se han brindado a ayudarles y la plantilla rentabiliza sus cuidados.

Viajar es la principal odisea. Suelen hacerlo once o doce. Sólo a Pontevedra, por la obvia cercanía, pudieron ir catorce. "Es una constante incertidumbre", explica Teixeira. Todo depende de la licencia que puedan obtener de sus empresas. Lafuente no podrá estar en Zarautz. Le toca guardia en Ence. Le cubrirá en la portería Anxo, un juvenil de 16 años. En el autobús a Zamora sólo iban ocho jugadores. Toño, Quique y Fabián, al que llevó un directivo del Chapela, se presentaron por su cuenta en la cancha zamorana. Cada uno en un coche diferente porque no les cuadraba bien la hora de salida de sus oficinas.

El autocar, si toca cruzar la península hacia Levante o Andalucía, parte el viernes a las doce de la noche. Disputarán el partido el sábado por la tarde, siempre con escaso margen entre la llegada y el inicio. Toño fue un día a unos grandes almacenes, se compró una colchoneta y la encajó entre los asientos. La iniciativa ha cundido entre otros compañeros, así que el autobús se ha transformado en "coche-cama". Lo que no impide que comiencen los partidos con el cuerpo entumecido.

Por ahorrar costes, en un par de ocasiones compartieron el autobús con el Construcciones Castro de División de Honor Plata Femenina -sólo otros dos clubes en toda España tiene equipo masculino y femenino en categoría nacional--. Claro que las mujeres jugaban en Valladolid y León. Se quedaron antes y tuvieron que esperar varias horas después a que pasasen a recogerlas.

No se han relatado las lesiones y desdichas, que tienden a acumularse. La semana pasada Cuadrado sufrió una amigdalitis y a Pedrido le descubrieron piedras en el riñón. A Pablo Vidal, por decirle "jodiste el partido" a un árbitro del derbi con el Teucro -le había pitado dobles en la última acción-, le cayó un choque de sanción, el castigo más alto previsto por ese concepto. La directiva se gastó inútilmente 100 euros en el recurso. Lo que duele. El presidente, Soto, se lamentó: "El delegado del equipo femenino se fue a Canarias con 200 euros en total en el bolsillo para gastos".

En Fran Camino se compendia el espíritu de sacrificio del colectivo. Este año lo inscribieron en el territorial porque su trabajo le impide participar en los partidos de fuera. Pero lo han necesitado y ha vuelto a enrolarse en el primer equipo. Hubiera podido ir a Pontevedra, pero su hermano falleció. El pasado sábado, contra el MMT Zamora, ya reapareció y el público de Chapela le tributó su cariño.

También Teixeira, pese a su gran historial en la élite, fuerza. Con la garganta quebrada, el médico le daba la baja laboral -trabaja en la Diputación-. Pero entonces no hubiera podido dirigir al equipo ante el Zamora. La rechazó. Lo más terrible para él fue la afonía, que apagó sus eternos gritos. El entrenador aclara sobre los desvelos de la plantilla: "Lo sabíamos y no es disculpa". Cuando les propusieron ocupar la plaza que había quedado libre en Honor Plata, se reunieron, charlaron y lo aceptaron. Salvo Nando, Cuadrado, Celti y Cid, ningún otro jugador había competido a ese nivel. Les apetecía, tras tantos años en Primera Nacional. El dinero no contó. Cobran entre 100 y 300 euros mensuales, según el caso.

"Pese a todo, y salvo algunos partidos, siempre competimos", ensalza Teixeira. "Vamos a pelear mientras tengamos opciones de permanencia directa". Lo lógico es el play off. El decimotercero lo organizará. Decimocuarto, que es lo probable en el Construcciones Castro, y decimoquinto competirán con el anfitrión por eludir las dos últimas plazas de descenso. Tocará jugarse la vida fuera. "Si debemos disputarlo, seguro que los jugadores pedirán permiso en sus trabajos para asistir". ¿Y si al final se desciende? Teixeira recuerda que se han medido algunos equipos prácticamente profesionales. Que si estos juegan para vivir, ellos viven para jugar y concluye: "Estaremos satisfechos. Todo lo hemos hecho por pura ilusión".