Jabato se multiplica entre sus diversos quehaceres. "Tirando de contactos y pidiendo aplazamientos" ha conseguido limitar sus ausencias como entrenador a un solo partido del juvenil. Como extremo izquierdo en la primera plantilla apura el tratamiento que le permita superar sus molestias en los abductores. Confía en sentirse perfecto el próximo sábado en Benidorm. Lleva ya varias semanas renqueante, en una serie de contratiempos iniciada con una lesión de la mano. Ha forzado siempre, más allá de lo que recomendaban los médicos, y ha recaído. En el último partido contra el Sinfín no jugó, aunque sí estuvo en el banquillo por si era necesario su concurso. "El partido fue más cómodo de lo que esperábamos", comenta.

El triunfo por 30-23 permite al Octavio ascender hasta la sexta plaza, quinta en realidad si se excluye al Barcelona B y en consecuencia la última que concede un billete para la promoción de ascenso a la Liga Asobal. "Hemos superado aquella racha de resultados inesperados, en los que no ofrecimos la imagen que debíamos. La reunión que mantuvimos con Quique tuvo efecto y hemos vuelto a competir. Tenemos bastantes opciones. Vamos a partir a partido", valora Jabato y añade: "Algunos nos daban por muertos y se han equivocado".

El jugador manchego, como el resto de la familia rojilla, ha disfrutado en la distancia de la reaparición de Pablo Cacheda. El dezano, que el pasado verano se mudó al Valladolid, reapareció el pasado sábado 224 días después de haberse roto el ligamento cruzado de la rodilla. Le metió seis goles al Puerto Sagunto: "Sabíamos que iba a jugar. Le hemos enviado mensajes. Ha trabajado duro y ha obtenido la recompensa". Y recuerda con humor: "A Pablo lo criamos nosotros".