El Celta atisba en el horizonte la dulce visión de la permanencia. El equipo vigués recupera el paso sorteando, con un lustroso triunfo a domicilio frente al rocoso Levante, otro duro escollo en el largo camino a la salvación. El Celta vigués se tomó la revancha del partido disputado en la primera vuelta e hizo morder el polvo al avezado conjunto de Joaquín Caparrós con osadía y rigor en un choque extraño, sorprendente en su planteamiento y alocado y vistoso en su desarrollo, que el grupo de Luis Enrique resolvió con brillantez, no sin momentos de apuro, gracias una contra mortífera implacablemente culminada por Nolito.

La laboriosa victoria firmada en el Ciutat de Valencia, donde el Celta no ha caído aún en Primera, confirma la capacidad del conjunto celeste para competir con eficacia en cualquier escenario y frente a cualquier rival y pone fin a una racha de tres partidos consecutivos sin relación con el triunfo que amenazaba problemas. Seis victorias a domicilio suman ya este curso los de Luis Enrique, que pueden dejar encarrilada su continuidad en Primera ganando el próximo viernes al Málaga en Balaídos.

El Celta superó con claridad al Levante, emblema del orden defensivo y paradigma de eficacia y rentabilidad, gracias a un primer tiempo formidable, lleno de energía y atrevimiento, en el que las ocasiones celestes cayeron torrencialmente sobre la portería del costarricense Keylor Navas, que demostró por qué es el portero de moda en esta Liga.

Tras el intervalo, cuando el Levante dio un paso al frente y apretó en busca del empate, el Celta replicó sin inmutarse a las embestidas del equipo granota -que falló un penalti e hizo lucirse a Yoel en media docena de ocasiones- y no dudó en enzarzarse en un osado intercambio de golpes que nadie esperaba y resultó vibrante y sumamente entretenido.

La primera sorpresa se la dio Luis Enrique al Levante con una nueva vuelta de tuerca a la alineación que causó ya de partido muchos quebraderos de cabeza a los granotas. El asturiano dio descanso a Mallo, optó por Cabral e Íñigo López como centrales y situó a Jony en su posición natural de lateral derecho y a Aurtenetxe en el flanco izquierdo. Y los cambios no se limitaron a la defensa: Fontás ejerció como pivote, algo ya habitual lejos de Balaídos, flanqueado por Augusto a la derecha y por Madinda, el invitado inesperado, a la izquierda. El once lo completaron, en el frente de ataque, Orellana, Charles y Nolito.

Con estos mimbres, voracidad y altura en la presión, el Celta defendió bien y atacó mejor. Apenas le inquietó el Levante con un disparo de falta con muy mala intención del austriaco Ivanschitz que Yoel desvió con un vuelo sostenido a córner y luego David Barral, tras sacarse el balón desde la esquina, cabeceó a la grada.

Con Orellana, Augusto y Nolito en estado de gracia y Madinda muy implicado, el Celta optó por explotar el recurso de las bandas y su juego fluyó con naturalidad en dirección a la portería de Navas, tanto frente a la defensa posicionada, como a la hora de armar con velocidad el contragolpe. Y fue precisamente en esta última suerte, en una fulgurante jugada que perfectamente podría haber firmado su rival, en la que llegó el gol que acabó dándole la victoria. La acción la inició Jony, muy activo en ataque ayer en la banda derecha, con un pase vertical hacia Augusto, que quebró la cintura a su defensor y sirvió al segundo palo un balón que Nolito sólo tuvo que empujar al fondo de la red. Tres pases y adentro.

El tanto desconcertó al Levante, que pudo caer goleado en dos minutos de infarto en los que Navas sacó un mano a mano a Orellana tras otra formidable acción de Augusto y Nolito estrelló un balón en la madera con el portero vencido. Conforme el choque avanzaba hacia el descanso siguieron las ocasiones celestes: Jony, con un disparo desde la frontal que se perdió sobre el travesaño, un cabezazo de Madinda y un taconazo de Charles despejado en última instancia por Navas.

Lo cosa no podía pintar mejor para los celestes, que se vieron sin embargo sorprendidos tras el intervalo por la reacción del Levante. Caparrós hizo ingresar en el campo a Rodas y Sissoko, el equipo granota dio un paso al frente y se tiró a degüello a por el Celta. Los celestes se defendieron con orden, pero no pudieron evitar que Jony -hubo otro posible penalti, protestado por el Levante, de Nolito a Pedro López- derribase en el área a Víctor Casadesús. Felizmente para el Celta, Barral, que no había fallado hasta entonces una pena máxima en Primera División, estrelló el balón contra el travesaño.

Poco antes el Celta, que tuvo menos el balón pero siguió generando mucho peligro frente a Navas, había cortejado el segundo gol con un doble remate de Nolito repelido por Navas.

En pleno intercambio de golpes Yoel, al más puro estilo casillesco, detuvo sobre la linea de gol un disparo a puerta vacía de Barral y algo más tarde un buen disparo de Ivanschitz. El Celta replicó con Orellana, que tras una gran acción en el área optó por disparar mal en lugar de dejarle el balón a Nolito, que solo tenía que empujarla, y Aurtenetxe,quien cabeceó a la grada un centro en bastante buena posición. Y el reguero de ocasiones no cesó: Ivanschitz tuvo la más clara del Levante con un lanzamiento de falta que obligó a Yoel a levitar para despejar el balón y Nolito estrelló su octavo trallazo de la temporada en la madera antes de que Mina, que en los últimos minutos sustituyó a Orellana, dilapidase ya en el tiempo de descuento un mano a mano frente a Navas.