El contagio de su padre, el piloto Manuel Iglesias, empujó irremediablemente a María hacia el mundo del motociclismo, aunque le costó subirse a la moto para comenzar a competir. En 2012 asomó la cabeza por el Campeonato Gallego y aquello no hizo sino intensificar su amor por la competición. A partir de ese instante una de sus obsesiones fue la de mejorar su nivel, y perseguir nuevos retos en un deporte realmente complicado.

A la piloto viguesa se le abrió una puerta maravillosa cuando se supo que el circuito de Taboexa (As Neves) acogería una de las pruebas del Campeonato de España de féminas. Coincidió también que poco antes y gracias a la ayuda de sus padres había conseguido vender su moto antigua y comprarse un nueva Kawasaki de dos y medio que ampliaba su abanico de pruebas. A partir de ese momento empeñó su tiempo y todos sus esfuerzos en llamar a todas las puertas posibles para conseguir el dinero suficiente para poder pagar licencias, inscripciones y todo lo que supone situarse en la línea de salida de una prueba de este nivel. Finalmente ha conseguido su propósito y el 15 de marzo competirá contra las mejores especialistas del panorama nacional: "Es una gran oportunidad para mí y la ocasión de verme y aprender de chicas que incluso compiten en el Mundial". Los límites presupuestarios impiden que pueda estar en alguna de las otras citas del Campeonato de España que se disputan muy lejos, en Valencia y Murcia, lo que hace imposible su presencia.

María Iglesias lo que espera es que el mal tiempo amaine un tanto y pueda volver a entrenarse para ir conociendo más cosas de la Kawasaki con la que competirá: "La verdad es que ha hecho tan malo que apenas hemos podido trabajar y prepararme. La idea es llegar más adaptada a la moto".

Con un calendario casi inexistente para las chicas, María Iglesias también tiene parte de sus esperanzas puestas en una copa que tiene como premio la posibilidad de acudir a una prueba de Holanda, lo que sería una aventura apasionante para quien trata de abrirse camino en un deporte complicado y que obliga sobre todo a disponer de un buen presupuesto con el afrontar nuevos retos. En Taboexa, en poco más de dos semanas, cumplirá una de sus grandes ilusiones.